La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón juzgará el 25 de abril a seis presos por, presuntamente, agredir sexualmente y causar lesiones a otro recluso, por lo que la fiscalía pide un total de 19 años de prisión. Unas acciones que se habrían cometido el 28 de febrero del 2014 cuando pensaron que el interno J.M.G.H. portaba una sustancia estupefaciente en su organismo, según el escrito de conclusiones provisionales del fiscal.

Al parecer, puestos de común acuerdo D.A.M. y A.S.M., se dirigieron a J.M.G.H. hasta los lavabos del módulo y, una vez allí, se introdujeron en el tercer cuarto de baño con él. Poco después acudieron los también procesados A.F.B.M., J.M.T.B. y R.K. Ya en el interior, sujetaron a la víctima y, en contra de su voluntad, empleando la fuerza necesaria para vencer su resistencia, le bajaron los pantalones y calzoncillos hasta las rodillas diciéndole que «tenía que darles el chocolate».

Como este respondió que no tenía, los procesados comenzaron a golpearle y lo apoyaron sobre el lavabo con las piernas semiflexionadas de espaldas a la puerta de entrada y lo inmovilizaron. Con ánimo intimidatorio le aproximaron un pincho al cuello para, a continuación, actuando con la voluntad de atentar contra su libertad sexual o al menos de la conciencia que actuaban contra esta, le separaron las nalgas para introducirle por el ano el cuello de una botella a la que habrían perforado el tapón y que proporcionó A.F.B.M. Asimismo, I.L.G. entregó un vaso que contenía aceite o una sustancia lubricante similar para facilitar la entrada del cuello de la botella y posteriormente la extracción.

Del mismo modo, introdujeron un bolígrafo, los dedos e incluso una cuchara por el ano, objetos que movieron por el interior al tiempo que proferían expresiones tales como «o sacas el chocolate o te parto las piernas», provocando un fuerte temor y dolor en el denunciante hasta que dos internos acudieron en su auxilio.

Acto seguido, F.B.M. y J.M.T.B. limpiaron el líquido y la sangre derramada por el suelo y paredes del lavabo de la cárcel que utilizan los distintos internos.

El lugar donde fue agredido se hallaba fuera del control y vigilancia de los funcionarios de la prisión, dado que en el interior de cada uno de los baños no existen videocámaras, lo que provocó que no actuaran para poner fin a la agresión ni se diera aviso de inmediato a los servicios médicos del centro. Fue la esposa de F.M.G.H. quien comunicó a los servicios policiales la agresión que había sufrido su marido recluso quien a su vez dio aviso a la Policía Judicial. Posteriormente fue trasladado al Hospital General de Castellón.

La víctima sufrió lesiones consistentes en ulceración rectal traumática, habiendo precisado, además de una primera asistencia facultativa, tratamiento médico y psiquiátrico. Tardó en curar 84 días. De ellos estuvo incapacitado 36, precisando tres días de hospitalización, quedándole como secuela un trastorno de estrés postraumático agudo.