Las redes de prostitución que operan en la provincia de Castellón ya controlan a unas 1.500 mujeres solo entre la calle y los pisos (al margen de los clubs de alterne), que trabajan, según las oenegés, en condiciones precarias y, en la mayoría de las ocasiones, sometidas a la violencia física y verbal de sus proxenetas.

En este sentido, una de las portavoces de la Asociación Ciudadana contra el Sida, Casda, María José Calero, explicó que el número de mujeres que trabajan en la calle ha crecido en los últimos años y "actualmente cerca de 300 jóvenes ya venden su cuerpo en los caminos rurales de la provincia". Se trata, principalmente, de inmigrantes de Países del Este y también de chicas africanas que necesitan dinero para su familia y vienen engañadas.

Estas mujeres prestan servicio en zonas rurales de la Plana (Camino Camin s de Castellón, Nules y Burriana y el Camí La Mar de Vila-real) y, según Castell, atraviesan una situación lamentable, "permanentemente vigiladas por los proxenetas, sin ninguna medida de higiene, expuestas a las condiciones climatológicas y, en muchas ocasiones, maltratas por sus clientes".

ELUDEN LOS CONTROLES Además, la portavoz de Causas Unidad, Olaya Castell, alertó de que las redes que trafican con mujeres están trasladando a muchas chicas de la calle a los pisos "para escapar al control policial". Por ello, el número de prostitutas en casas de citas, aunque no está contabilizado, puede superar las 1.200 a tenor de uno de los últimos informes realizados por Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne, que revela que en la provincia ya hay cerca de 120 pisos en los que se practica la prostitución hetero y homosexual, y que cada uno "alberga entre 10 y 20 mujeres", según Castell.

Pero lo cierto es que, ni unas ni otras trabajan en condiciones adecuadas. Para Castell, "las redes de países del Este y la mafia rusa traen engañadas a la mayoría de las chicas que trabajan en la calle y en los pisos. Vienen con una promesa de trabajo y, cuando llegan aquí, las amenazan con que si no se prostituyen matarán a su familia", explicó. "El proceso de adaptación es muy duro, pero el miedo les puede y no denuncian su situación porque saben que su vida corre peligro". "Uno de los hechos más graves que es que están mujeres sufren graves ataques físicos y vejaciones por parte de los proxenetas y de los clientes".

Además, desde Causas Unidas denunciaron que "en la oenegé tenemos constancia de que hay menores que están siendo prostituidas contra su voluntad. Tienen 17 años y trabajan con documentación falsa". "Necesitamos la colaboración policial para demostrar que se está infringiendo la ley y que muchas mujeres sufren las consecuencias".

Las portavoces de las oenegés también explicaron que las chicas de los pisos están vigiladas por mujeres de confianza de los proxenetas que las controlan 24 horas al día. Además, cada 21 días, aproximadamente, las cambian de ciudad para que "los clientes vean chicas nuevas y para que no creen vínculos".

BAJAN LOS PRECIOS Por otra parte, desde las asociaciones de ayuda a las prostitutas alertaron de que "la llegada de más chicas y el incremento de la competencia ha reducido los precios". Aunque las tarifas oscilan dependiendo de la chica, el lugar en el que ejerce, el cliente, etc, "actualmente por 30 euros se puede tener una relación sexual completa y lo peor es que las prostitutas solo se quedan lo que les proxenetas les dan para comer".

Una situación diferente atraviesan las chicas que trabajan por su cuenta (cerca del 5%) o las que prestan servicios en clubs que, aunque también pueden estar sometidas a las redes, suelen estar menos desprotegidas.