Un griterío despertó la alarma del personal sanitario del servicio de Pediatría del Hospital La Paz poco después de la hora del desayuno. Una pareja se había enzarzado en una violenta discusión, pero cuando los enfermeros han entrado, solo han llegado a tiempo de contemplar como el hombre se arrojaba por la ventana con un bebé en brazos tras gritarle a su pareja «¡Me la has jugado!, ¡Me la has jugado!. Te voy a dar donde más te duele». La niña, de nombre Damaris y un año de edad, falleció casi al instante. Él, tras varios intentos de reanimación. Con la pequeña, desde el 2013 son ya 16 los niños asesinados al ser usados por los maltratadores como armas contra su pareja. Víctimas infantiles colaterales de la violencia machista.

Vladimir V, un chileno de 27 años, tenía registrados siete antecedentes policiales por pequeños delitos, aunque solo uno por maltrato a una anterior pareja. No figura ninguna denuncia previa de la madre del bebé. Es más, ante la policía y tras ser atendida por una crisis de ansiedad, la mujer describió la relación con el asesino de su hija como «normal».

PREMATURA // La familia vive en el modesto barrio madrileño de Villaverde. Desde que la pequeña nació prematuramente se convirtió en el centro de la vida de su madre, de nacionalidad española. Damaris estuvo ingresada varias semanas en la unidad de grandes prematuros de Neonatología del Hospital La Paz. La sacaron adelante con solo algunas secuelas sin importancia, lo que la obligaba a visitar con frecuencia el centro sanitario.

El jueves fue dada de alta tras estar ingresada una semana de una cardiopatía leve por la que estuvo en Cuidados Intensivos. La familia se organizó para pasar a recogerla a primera hora de la mañana. Hasta que la discusión ha derivado en tragedia.

Vladimir se arrojó por la ventana con la niña a un patio interior desde la primera planta del Hospital Infantil, lo que equivale en realidad a una cuarta planta.

La ventanas del Hospital La Paz se abren a voluntad, como ocurre en muchos otros centros sanitarios. Solo en el edificio de Psiquiatría no está en manos de los enfermos darle al pestillo. En Pediatría lo único que se ha adaptado es la altura, para que los niños no puedan alcanzarlas.