Una acalorada discusión entre vecinos se saldó ayer con un fallecido en Benicarló. La víctima, varón de 64 años de edad y vecino de Martorell, que se encontraba disfrutando de sus vacaciones en el municipio costero, resultó muerto por un disparo de escopeta que, presuntamente, fue obra de uno de sus vecinos, otro varón, de nacionalidad española y de origen sudamericano, que llevaba varios años viviendo en el País Vasco, aunque hacía un año que se había trasladado a Benicarló y trabajaba en un hotel de la vecina localidad de Peñíscola.

El motivo de la disputa, al parecer, fueron los ladridos del perro de la víctima, que causaban molestias al presunto homicida. La policía judicial de la Guardia Civil del puesto de Benicarló ha detenido a dos personas, y aunque todo apunta a que fue el hombre el que realizó el disparo, han abierto todas las líneas de investigación, y también detuvieron a su pareja, una mujer rumana más joven que él, que trabaja en una zapatería de la urbanización Peñismar, y que también se encontraba en el lugar de los hechos en el momento del suceso.

El arma empleada en el homicidio, una escopeta de caza, fue hallada por la Guardia Civil apoyada en la cama de matrimonio de la pareja. El presunto homicida disponía de la documentación en regla del arma y del pertinente permiso.

Los hechos sucedieron alrededor de las 15.30 horas, en el edificio nº 85 de la avenida Papa Luna, en el límite de los términos municipales de Benicarló y Peñíscola. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron varias patrullas de la Guardia Civil, Policía Local y una SAMU, alertados por los vecinos, que habían escuchado gritos, insultos y una detonación. Sin embargo, nada se pudo hacer por salvar la vida de la víctima, que recibió un disparo en el rostro, debajo de uno de los ojos. La víctima yacía en el suelo, en el rellano de la escalera del bloque, en la puerta de su apartamento del segundo piso, donde cayó fulminado tras recibir el disparo de, presumiblemente, su vecino del tercer piso.

PREVIO AVISO // Según apuntó otro vecino, el agresor ya había avisado esa misma mañana al fallecido, diciéndole que esperaba que ese día su perro le dejase dormir la siesta, y se quejó de que los ladridos del animal le impedían conciliar el sueño y descansar. Se da la circunstancia de que ambos vecinos tenían perros.

El suceso quebró la tranquilidad de la zona y fueron muchos los curiosos que se acercaron al lugar, al ver el despliegue policial, para intentar averiguar qué había pasado.

De hecho, la Policía Local de Benicarló se encargó de ordenar el tráfico, pues incluso algunos conductores detenían su marcha al pasar por delante del domicilio donde se produjo el homicidio, que ha causado una gran conmoción en la localidad. H