El médico forense de Castellón que examinó a la mujer que casi muere degollada a manos, presuntamente, de su exmarido en Orpesa hace ahora un año, explicó ayer martes, en la última sesión del juicio por intento de asesinato, que esta “tuvo mucha suerte dada la gravedad de las lesiones, que son irreversibles, ya que la cuchillada tenía dos trayectorias que le seccionaron el nervio de las cuerdas vocales, por lo que ahora sufre una parálisis de laringe permanente”.

Respecto a las heridas que se causó el propio acusado, el forense aseguró que estas eran de carácter “muy superficial en la zona de tórax y el cuello y que solo precisaron de sutura y tratamiento con analgésicos”.

La psicóloga que trató a la víctima aseguró que esta no sufre estrés postraumático por “su fuerte personalidad, muy controlada, que le ayuda a superar esto”.

Por otro lado, uno de los policías locales que auxilió a la mujer en uno de los episodios de violencia de género anteriores, indicó que esta le dijo que no quería interponer denuncia “porque en su país, Ucrania, estas cosas eran normales y no quería hacer daño a su marido”, argumentó.

En la vista se escuchó la llamada que el hijo del matrimonio, de 14 años, realizó al 016 pidiendo ayuda, donde decía: “Mi padre está matando a mi madre”. H