El Tribunal Supremo ha ratificado la condena de cuatro años de cárcel impuesta por la Audiencia Provincial a Marius Eremisa Barbuta, el ciudadano rumano que propinó una brutal paliza a dos jóvenes en les Coves de Vinromà en el año 2010. El alto tribunal ha confirmado, además, la indemnización de 24.500 euros por dos delitos de lesiones, tras haber protagonizado el sentenciado una verdadera batalla campal por las calles de les Coves, dando patadas, puñetazos, golpes con palos y lanzando piedras.

El hermano del ya sentenciado, por su parte, que también estaba acusado por los mismos hechos, fue absuelto tras el juicio.

Uno de los testigos de las brutales palizas calificó lo sucedido, durante la celebración del juicio en la Ciudad de la Justicia de Castellón, de «intento de asesinato» a un joven al que apedrearon y, una vez cayó al suelo, propinaron golpes y patadas hasta que perdió el conocimiento.

«SANGRE A BORBOTONES» / Otro de los heridos perdió, tras las agresiones, parte de la audición y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por las lesiones en el rostro, que precisaron de la implantación de placas de titanio, según confirmó él mismo en su declaración ante los magistrados. «La sangre me caía por la cara a borbotones», aseguró la víctima al tribunal castellonense.

Los dos procesados, por su parte, negaron las agresiones y solo uno de ellos admitió haber dado «alguna patada». La Fiscalía y la acusación particular pedían para ellos tres años y medio de cárcel por cada uno de los dos delitos de lesiones, así como cerca de 30.000 euros de indemnizaciones para los dos jóvenes que resultaron más heridos. Finalmente, solo uno de los acusados fue condenado y los magistrados le impusieron cuatro años de cárcel, dos por cada uno de los dos delitos.

BATALLA CAMPAL / El tribunal ha declarado probado que sobre las 00.30 horas del 5 de abril del 2010 un grupo de menores estaban en las inmediaciones de un bar, cuando el ya condenado empezó a insultarles. Uno de los adolescentes pidió ayuda en el local, saliendo entonces una de las víctimas de la paliza para ayudarles. En ese momento, el condenado, junto a otras personas no identificadas iniciaron una auténtica batalla campal, lanzando piedras y objetos que había en las inmediaciones, procedentes de una obra que se estaba acometiendo.

Uno de los afectados sufrió «un continuo lanzamiento de objetos, cayendo al suelo y recibiendo una paliza con golpes en la cabeza que le produjeron un traumatismo craneoencefálico», consideraron probado los magistrados de la Sección Primera.