El Tribunal Supremo confirma la condena de la Audiencia Provincial de Castellón y mantiene los tres años y medio de prisión para un valldeuxense de 50 años por abusar sexualmente de un niño de 13 con retraso mental. Según determinaron los médicos forenses, la víctima tenía una edad real de siete u ocho años debido a una discapacidad que le hacía ser «vulnerable» y «cándido».

La sentencia declara probado, al igual que ya hiciera el documento judicial de los magistrados castellonenses, que el adulto contactó con el menor por Facebook y estuvieron conversando durante un año. Tras esos doce meses -siendo en octubre del 2012- ambos mantuvieron relaciones sexuales consentidas por el adolescente en el domicilio de la Vall del dos veces condenado.

Estos hechos volvieron a repetirse, según la sentencia, en dos ocasiones más durante los meses de febrero y marzo del 2013, siendo los mismos encuentros completos. El adulto era conocedor de la circunstancia mental del menor afectado. «El niño no se da cuenta de la trascendencia del acto sexual, ya que lo considera como un juego», dijeron los médicos que examinaron al pequeño.

LO ADMITE TODO

El acusado en sus declaraciones admitió los encuentros sexuales y dijo saber que si la otra persona tenía más de 13 años y había consentimiento, no existía delito. Además, incidió en que los encuentros eran siempre «a iniciativa del menor».

El tribunal castellonense, sin embargo, concluyó que el niño estaba «incapacitado para consentir libremente», una opinión que comparten los jueces del Supremo en Madrid, que han confirmado la pena de cárcel.

El menor también declaró en el juicio oral y exculpó al procesado, diciendo al tribunal que la iniciativa de las relaciones la había llevado él, hecho al que hacen referencia ambas sentencias. «Estábamos enamorados y lo hice de forma voluntaria», dijo la víctima, que contaba con 18 años cuando se celebró el juicio en Castellón hace un año.

Fue un pastor adventista quien alertó a la familia de lo ocurrido, tras el relato que el menor hizo durante un campamento. «Contó que tenía un novio de 44 años y que tenían relaciones en las que participaban otros chicos. Era un niño muy sexualizado para tener 13 años», testificó el hombre.

Fue un compañero de piso del ahora condenado quien lo denunció en una comisaría, donde explicó a los agentes que el acusado mantenía encuentros sexuales en el piso con un menor al que veía entrar y salir del piso.

Los padres del adolescente dijeron a los jueces que el chico siempre se lo había negado todo.

El procesado debe, además de pagar con la cárcel, abonar una multa de mil euros.