Juan Vicente Llanes firmó la hipoteca de su casa de Traiguera con la sucursal de Bankia de la localidad. A pesar de que en el año 2008 la canceló ante notario y en presencia del que fuera director de la oficina, en el mes de junio del 2014 le llegó un recibo de la hipoteca que creía liquidada hacía ya más de cinco años. Pero no solo eso, sino que, además, le informaban de que la deuda finalizaría en el 2020.

“Fui al banco a pedirle explicaciones al director, que me dijo que debía ser un error y que ya me lo arreglaría él. Un mes después, me llegó otro recibo y ya me di cuenta de que pasaba algo raro”, explica uno de los muchos afectados.

En el caso de Juan Vicente Llanes, el documento que había firmado con una notaría al acabar de pagar su vivienda le sirvió para demostrar de forma inmediata que se había cometido alguna irregularidad. Otras personas no corrieron la misma suerte. En el municipio hay mucha gente que se ha percatado, años después, de que las cuentas en las que tenía los ahorros de toda una vida han desaparecido. “Tengo vecinos que disponían de 100.000 euros en las libretas y, cuando se quisieron dar cuenta, sus ahorros se habían reducido a solo 20 euros”, asevera Llanes.

Según revela uno de los abogados que defiende los intereses de las víctimas, la entidad ha devuelto algunas de las cantidades, pero todavía adeuda mucho dinero estafado. H