El Tribunal Supremo ratifica la sentencia por el crimen del Eurosol, dictada por la Audiencia Provincial de Castellón, contra dos ciudadanos rumanos, Gigi B. L., de 36 años, y Ion Victor P., de 40. Los sentenciados mataron de un disparo a su compañero de piso en plena calle en el Eurosol de Benicàssim en el año 2000 y no fue hasta 14 años después cuando fueron detenidos en Italia, gracias a las intensas investigaciones realizadas por la Policía Judicial de la Guardia Civil de Castellón, que reabrió el caso.

Tras ser considerados culpables por un jurado popular y condenados a cinco años y medio de cárcel por el homicidio del joven fallecido, los letrados defensores de los procesados recurrieron, en primer lugar, el fallo al TSJCV. El alto tribunal valenciano desestimó sus razonamientos, por lo que los abogados recurrieron, en última instancia, al Supremo en casación, que ha confirmado la inadmisión de sus motivos.

Según considerara probado el tribunal castellonense, Gigi B. L. sacó una pistola semiautomática de calibre 9 milímetros y efectuó varios disparos contra la víctima. Uno de ellos le atravesó la aorta y causó la muerte al joven, que solo tenía 21 años. Lo hizo con la aprobación y el consentimiento de Ion Victor P., que presenció el homicidio en Benicàssim.

La defensa de Gigi B.L. denunció en su recurso de casación que se condenara a su representado con «meros indicios sin ninguna razonabilidad», a lo que añadió la denuncia de la ruptura de la cadena de custodia de las muestras de residuos de disparos obtenidos de las manos de Gigi B.L., «dadas las disparidades de los dos informes de los que se dispuso».

Y es que cabe recordar que el primero de los análisis se elaboró en el año 2002 y el segundo en el año 2014, una vez reabierto el caso. La defensa alegó que los elementos que se revelaron en el segundo informe podrían haber sido detectados en el primero. Además, añadió: «No puede obviarse el transcurso de doce años desde el primer análisis, no existiendo constancia documental alguna de cómo se guardaron, custodiaron y mantuvieron las muestras».

Para la defensa, el hecho de encontrar restos de elementos de disparo en las manos de Gigi B.L. «no da por hecho que el mismo tuviese el arma, sino que estaba en el área de influencia del disparo, algo que nunca negó. Además el recurrente es diestro y los restos detectados aparecieron en la mano izquierda». El Supremo, sin embargo, ve proporcionada la condena y acepta las pruebas.