Una compañera de clase de francés de Asunta aseguró ayer durante el juicio que se celebra en Santiago de Compostela que el día en que falleció la pequeña vio a ésta junto a su padre tras comprar unas zapatillas a las 18.21 horas. Una versión que pone en entredicho la coartada de Alfonso Basterra, que él afirma haber pasado toda la tarde cocinando y leyendo en su domicilio.

La testigo, que ya había informado del encuentro durante la investigación, se mostró completamente “segura” de que se había producido en esa fecha y en ese momento, al disponer del tíquet de compra de las citadas zapatillas. A preguntas de la letrada de Basterra, recordó que había coincidido en clase con Asunta durante tres años y que su padre la llevaba y la recogía cada día por lo que los conocía perfectamente.

La presencia de Basterra cuadraría con la tesis de los investigadores de que padre e hija serían recogidos por el vehículo de la madre y los tres se dirigirían a la Teo, el escenario del crimen.

Otro testigo también arrojó dudas pero en este caso sobre el relato policial. Se trata de un matrimonio que vive en la única casa próxima al lugar donde apareció el cadáver. “Juro por mi madre que si la niña hubiera estado allí, la hubiéramos visto”, declaró. Él y su esposa pasaron tres veces junto al cuerpo con “una pequeña linterna” entre las 22.15 y las 00.15 horas. Si Asunta no estaba allí no podrían haberla depositado los acusados, dado que estos acudieron antes de las 22 horas a comisaría para denunciar la desaparición de la menor.

Hoy continuarán las testificales en una jornada en la que declararán 14 agentes de la Guardia Civil y la madrina de la niña. H