Un último examen forense deberá determinar el estado mental del degollador chino de Benicàssim, detenido el pasado mes de julio, tras cortarle el cuello a un cliente de su bar --La Alegría-- el pasado 8 de julio. La Fiscalía Provincial se encuentra a la espera del informe médico definitivo sobre las capacidades del arrestado, que se encuentra privado de libertad desde el crimen.

Cabe recordar que el acusado ha pasado por la Unidad de Psiquiatría del Hospital General, donde ingresó tras su detención, como ya avanzó Mediterráneo, debido a la presunta esquizofrenia que sufre. Cara al final de la instrucción del caso, las partes ahondan en su estado mental para determinar si el procesado puede acogerse a una circunstancia eximente de su responsabilidad penal. Si se apreciara una eximente completa por alteración o anomalía psíquica, el acusado sería considerado inimputable y, en sustitución de la pena de prisión, el tribunal podría interesar su internamiento en un centro psiquiátrico. En el caso de determinarse que existe una circunstancia atenuante incompleta, la pena de cárcel podría reducirse notablemente.

Eso fue, precisamente, lo que sucedió con la mujer que mató a golpes con una barra de hierro a su esposo en el domicilio conyugal de Torreblanca. Y es que, aunque el fiscal pedía 20 años de prisión por asesinato, la condena acabó quedándose en solo seis por homicidio. El fiscal de ese caso, Javier Carceller, explicó entoces que las partes habían llegado a un pacto «teniendo en cuenta los problemas psíquicos que padece la mujer desde hace tiempo y que, mientras estaba en prisión provisional, se han deteriorado».

La acusada llegó a afirmar durante el juicio que golpeó a su marido hasta la muerte porque se lo dijeron «los marcianos».

Por lo que respecta al degollador de Benicàssim --cuyo crimen conmocionó a la provincia-- aunque el juez del Juzgado de Instrucción 2 de Castellón decretó para él prisión comunicada y sin fianza, el magistrado pidió también que recibiera tratamiento psiquiátrico y es que su estado psicológico ha estado en el punto de mira. Todas las hipótesis apuntan a que el presunto asesino sufrió un brote psicótico y asestó cuatro puñaladas a la víctima, sin intercambiar palabra alguna, mientras el fallecido se encontraba tomando un café y leyendo la prensa en el local.

En caso de ser condenado, sus supuestos desequilibrios podrían, incluso, rebajarle la pena de prisión a la mitad.