El 2 de julio de 1995 es una de las fechas marcadas en el calendario de la crónica negra de Castellón. Ese sábado, la profesora Sonia Rubio queda con sus amigos en Benicàssim tras un viaje a Londres del que ni deshizo la maleta. Tenía 25 años. Y ya no volvió. Su desaparición, hace ya 20 años, mantuvo en vilo cuatro meses a toda la sociedad de Castellón y se convirtió en el primero de los capítulos del libro de los horrores que escribió a sangre Joaquín Ferrándiz Ventura, que pasará a la historia como JFV, el asesino en serie de Castellón, que dejó tras de sí las muertes, entre 1995 y 1996, de Sonia Rubio, Mercedes Vélez, Francisca Sales, Natalia Archelós y Amelia Sandra García.

Dos décadas ya de unos de los crímenes en serie más violentos de la historia de España. Esa mañana de domingo, tras no llegar a casa, padres y amigos izan la bandera del miedo. La Guardia Civil peina Benicàssim, Castellón y Orpesa. Y en las oposiciones a las que debía presentarse el día 6 se hace el silencio al escuchar su nombre. El 20 de noviembre, hallan el cadáver de una mujer cerca de Platgetes, en Orpesa. Su dentadura y un anillo confirman la peor noticia: es Sonia Rubio. Ferrándiz confirma, tras ser detenido el 9 de septiembre de 1998, ser autor de otras cuatro muertes. Cumple prisión hasta el 2023, tras pasar 25 años entre rejas. H