Desesperados. Es la única palabra que puede resumir el sentir de los 24.303 trabajadores a los que ya se les ha agotado la prestación por desempleo en Castellón y que no saben qué hacer para encontrar un trabajo con el que pagar las facturas. La crisis va ya por su cuarto año consecutivo y las estadísticas que hablan de la cantidad de ciudadanos que ya han agotado todas las prestaciones sociales y que siguen sin encontrar un empleo no paran de aumentar. Y mes a mes suman un nuevo récord. En enero de este año eran 24. 303, casi 5.000 más que a principios del 2011.

El panorama pinta oscuro a pesar de los esfuerzos por mantener el optimismo. Las estadísticas muestran que algo más del 30% de los parados lleva más de doce meses buscando sin éxito un empleo, es decir, que son desempleados de larga duración y hay decenas de hogares de la provincia con todos sus miembros en paro.

Los problemas llegan cuando se acaba la prestación contributiva, es decir, el paro. Esta ayuda (en estos momentos en Castellón 18.640 personas cobran la prestación por desempleo) exige un mínimo de cotización de un año, para el que corresponderían cuatro meses de paro, y prevé un tope máximo de 24 meses para trabajadores que hayan cotizado durante más de seis años.

Después, los empleados con cargas familiares o con más de 52 años pueden acceder al subsidio por desempleo, al que también se acogen los parados que no hayan cotizado un año. Esta subvención, con un importe de 426 euros, tiene una duración de seis meses prorrogable hasta 18 y, en algunos casos, hasta 24. Aunque es poco dinero, muchas familias de Castellón (15.944 a fecha de hoy) han sobrevivido con esta ayuda durante muchos meses.

CUATRO AÑOS DE AYUDAS // En total, supone un máximo de cuatro años de subvenciones para intentar salir del atolladero. Pero a muchos, el tiempo se les ha echado encima sin que hayan podido acceder a un puesto. Han quemado todos los cartuchos y lo peor es que cada año que pasa las cifras cobran mayor dramatismo: ahora son 24.000; hace un año eran 18.539; hace tres, 14.667 y en 2009, se contabilizaban 7.346.

Los sindicatos CCOO y UGT llevan meses advirtiendo de las cifras “alarmantes” de desempleados que se quedan desamparados y condenados a la pobreza. Donde también lo saben muy bien (son testigos diarios del drama) es en las organizaciones e instituciones que se dedican a ayudar a quienes lo han perdido casi todo. Cáritas es una de ellas. “El goteo es continuo. Acuden familias que se han quedado en el paro y que viven gracias a la pensión de los padres. No les llega para pagar los gastos y piden ayuda económica o comida”, describe Juan Manuel Aragonés, director de Cáritas Diocesana Segorbe-Castellón.

Las dependencias de Cáritas están llenas también de personas sin techo y, cada vez más, ciudadanos nacionales y extranjeros que se han quedado sin ingresos. “Les ayudamos a tramitar ayudas y les damos dinero para poder pagar la luz o el alquiler”, subraya Aragonés, que lanza un llamamiento a la solidaridad para que quienes lo han perdido todo no caigan en la exclusión social. H