El empate entre el Sevilla y el Villarreal del pasado domingo en el Sánchez-Pizjuán se pagó a entre 3,80 y 4,20 euros por euro apostado en las principales casas de juego on line. Es solo un ejemplo de las más de 50.000 combinaciones para pujar que ofrecen diariamente casas de juego como William Hill, Bet365, Bwin, Retabet o Sportium. En pocos años todas estas empresas han descubierto la gallina de los huevos de oro. Las apuestas deportivas se han convertido en un poderoso negocio que en el 2015 movió en España 4.100 millones de euros. La tendencia siguió al alza en el 2016 y solo en los nueve primeros meses superó los 3.700 millones, con lo que es muy probable que el año se haya cerrado superando los 5.000 millones.

Apostar en un partido de fútbol o una carrera de caballos nunca ha sido tan fácil. Basta un teléfono móvil o un ordenador. O entrar en una casa de apuestas o en un bar que cuente con una terminal. Desde que en abril del 2011 entrara en vigor en la Comunitat Valenciana el nuevo reglamento de las apuestas, las reglas del juego han cambiado. A los bingos, salones recreativos y casinos se han unido los locales de apuestas. Ya cada vez hay más.

Los datos del último informe anual del juego en la Comunitat Valenciana evidencia que el sector de las apuestas es el que más crece. En Castellón ya se contabilizan 7 casas de apuestas, la mayoría en la capital y Vila-real. Hace un año apenas había 4. Y en el conjunto de la Comunitat ocurre más de lo mismo: de las 14 se ha pasado a 25, según la estadística que todos los años elabora la Conselleria de Hacienda. Pero ahí no están todas las que son. A la cifra de casas de apuestas hay que añadir las 577 máquinas auxiliares de apuestas repartidas por bares, salones recreativos y bingos.

Si a nivel nacional, el sector de las apuestas deportivas ya mueve casi 5.000 millones de euros al año (más de 1.200 corresponden a salas de apuestas físicas) en la Comunitat la cifra roza los 240 milllones, un 35% más que un año antes. En Castellón, la cifra se aproxima a los 34 millones. «Se continúa con una fuerte implantación de las máquinas auxiliares de apuestas y un incremento de las cantidades jugadas y premios repartidos», concluye el informe de la Conselleria de Hacienda.

La fiebre del juego admite muy pocas dudas. Y la nueva mina se llama apuesta deportiva. Es una actividad a tiempo completo, que no conoce fiestas, ni puentes, ni horarios vinculado como está a internet. Es posible multiplicar por 500 las ganancias si se da la combinación adecuada en un partido cualquiera. Lo mismo se puede apostar por el resultado final, que por el momento en que llegarán los goles, o incluso el número de saques de esquina que se producirán. Da igual ser aficionado o no. Da igual que sea fútbol, golf, tenis o una carrera de caballos. «Es un sector que está en auge y las cifras así lo demuestran. El perfil del jugador es muy variado. Mayoritariamente es hombre, aficionado al deporte, que consume prensa especializada y cuya edad oscila entre los 25 y 50 años», describen en la empresa Sportium, una de las fuertes del sector y propietaria de 65 máquinas de apuestas en la provincia.

EL PROBLEMA DE LA ADICCIÓN // A la misma velocidad que crece el número de locales y terminales se dispara el número de jugadores. Solo en el último año ha aumentado un 13% en España, con una media de medio millón de usuarios activos al mes. Y crece también la adicción a los juegos de azar y a las apuestas. Un dato. El número de personas atendidas en Castellón por su dependencia a los juegos de azar supera ya a las que demandan atención por sustancias tóxicas como es la cocaína. Son cifras de la asociación Patim, que revelan también que la adicción a las apuestas acapara el 48% de los casos, en tanto que las tradicionales tragaperras se sitúan en el 52% restante. Y lo preocupante es que se trata de un problema que va a más y que atrapa cada vez a jugadores más jóvenes, incluso adolescentes de tan solo 15 ó 16 años.

Pero, ¿cómo se puede evitar que chavales de tan solo 15 ó 16 años se enganchen a las apuestas? Los expertos aseguran que la clave está en incrementar las medidas de control para evitar que un menor pueda acceder de forma fácil a realizar una apuesta o una partida de póker.