"Hasta aquí hemos llegado en el día de hoy". El líder del PP andaluz, Javier Arenas, no podía ocultar anoche su desánimo por el fracaso que supone, cuando todas las encuestas le daban como claro favorito a la presidencia de la Junta, quedarse a cinco escaños de la mayoría absoluta en su cuarto asalto. Con él al frente, el partido ha obtenido los mejores resultados de su historia en Andalucía, su techo de voto en un terreno que se mantiene afín a la izquierda, pero no han sido suficientes y ahora su trayectoria personal queda en cuestión.

En una breve intervención en el balcón de la sede de los populares en Sevilla, Arenas resaltó el innegable "hecho histórico" de ser la lista más votada, dando por sentado que habrá un Gobierno de coalición entre el PSOE e IU. Por eso, el candidato se limitó a explicar que los populares se van a comportar como lo que son, "la fuerza más votada". Un liderazgo que, aseguró Arenas, los conservadores ejercerán "desde la humildad".

Sin hacer una sola mención a su futuro político, el líder del PP andaluz prometió diálogo, en un momento en que la región lo necesita, para "garantizar" la gobernabilidad y la estabilidad de Andalucía. Así, reafirmó su compromiso de estar "al servicio" de Andalucía desde el Parlamento autonómico y "apoyar todas las iniciativas que sean positivas para la comunidad".

El argumento lo repitieron todos sus compañeros de partido en sus breves intervenciones posteriores con los medios de comunicación. No obstante, fuentes del PP andaluz puntualizaron que, todavía en estado de shock, es pronto para hacer valoraciones sobre lo ocurrido, y se emplazaron a un análisis más sosegado en los próximos días.

No faltaron las menciones a los parados, las familias sin recursos o los jóvenes, a quienes Arenas recordó que el objetivo del Partido Popular "sigue siendo luchar contra la crisis y el paro que tantas oportunidades han sesgado". "Vamos a recuperar nuestra autoestima en base a la autoexigencia", remató el candidato popular a la Junta.

LAS REFORMAS NO SE PARAN Desde Madrid, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, remarcó la "importancia" del triunfo, aunque negó que la no consecución de la mayoría absoluta fuese un castigo a su partido por los recortes y la reforma laboral. "El camino del cambio y de las reformas sigue siendo imparable", apostilló.

La número dos del PP no quiso hablar de decepción para describir un contexto en el que todos los sondeos les auguraban una victoria clara --que ha quedado reducida a apenas un punto de ventaja--. Pero sí admitió que "cuando se gana unas elecciones, lo normal es que se quiera gobernar". Tampoco quiso pronunciarse sobre el futuro de Arenas, cuya "fuerza como líder en el Parlamento andaluz es innegable". "Hablaremos de lo que él quiera", remachó.