Los hay que prefieren no hacer números para ahorrarse el mal trago, pero quien más quien menos se ha parado en algún momento a calcular cuánto dinero se le va cada año en el pago de impuestos y tasas municipales. ¿Es mucha cantidad o poca? ¿Qué tributos duelen más? En el caso de Castellón los números impresionan. Solo durante el 2016, los 135 ayuntamientos de la provincia recaudaron 427,4 millones de euros en impuestos y tasas. O lo que es lo mismo: cada uno de los algo más de 579.000 vecinos de la provincia invirtió 737,9 euros en pagar los tributos municipales, una cantidad a la que habría que añadir lo que sale del bolsillo en impuestos estatales como el IRPF, el IVA o aquellos que gravan gasolina, alcohol y tabaco.

Esos algo más de 427 millones de euros que el año pasado se embolsaron los ayuntamientos en concepto de impuestos y tasas supone la cifra más alta de la última década, según los datos que maneja el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, que revelan también que en el 2015 los ingresos alcanzaron los 373,2 millones de euros. Es decir, los consistorios siguen haciendo caja y solo en el último ejercicio sus ingresos vía impuestos han aumentado casi un 15%. Si se compara la cifra con la del 2010, el incremento todavía es más espectacular, del 29%.

Buena parte de los ingresos municipales llegan por la vía de los impuestos directos, es decir, tributos como el IBI, el IAE, el impuesto de circulación o la plusvalía. Por todos estos conceptos los ayuntamientos de Castellón recaudaron el año pasado 324,3 millones de euros, 36,6 millones más que un año antes. Y de entre todos ellos, el IBI se lleva la palma. Nada menos que durante el último año, los consistorios de la provincia ingresaron 242,3 millones de euros por ese concepto, de los que 225,2 millones fueron por IBI urbano, 4,2 por rústico y 12,7 por bienes de características especiales. Un año antes los ingresos se quedaron en 233,9 millones, según la estadística de la Dirección General del Catastro, que demuestra que los recibos de la contribución (como se conoce popularmente a este impuesto) son cada vez más altos. Un dato basta para entenderlo: hace nueve años, los ingresos vía IBI ascendieron a 147,6 millones, casi 95 millones menos que ahora.

La contribución es la principal responsable de que los ingresos de los ayuntamientos sean cada vez más altos pero no es la única. Los datos del Ministerio revelan que la recaudación de casi todos los impuestos ha ido en aumento y otro ejemplo claro, el Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IIVTNU), conocido como la plusvalía. Se trata de un tributo que tiene que abonar quien vende un inmueble o quien lo recibe en donación o herencia y por el que los municipios de la provincia recaudaron el año pasado 17,8 millones de euros, 5,3 millones más que en el 2013.

¿DÓNDE SE PAGA menos? // Todos los impuestos que cobran los ayuntamientos están regulados a nivel estatal a través de la Ley de Haciendas Locales, pero siempre se deja cierto margen a los alcaldes para fijar los tipos impositivos o coeficientes. Y ahí es donde surgen las diferencias. En el caso del IBI, la herramienta que tienen los alcaldes para regular sus ingresos es el tipo de gravamen, que es el porcentaje que se aplica al valor catastral de cada inmueble para calcular la cuota a pagar y que, por ley, debe oscilar entre el 0,4 y el 1,1%. Este año, y siempre según Hacienda, una decena de municipios los tienen al 0,4%, entre los que destacan Castellfort, Culla, Portell, Sant Jordi o Sant Mateu. Entre los municipios más grandes, el índice en la capital es del 0,7475, mientras que en Vila-real es del 0,5963 o en Burriana del 0,7272.

Con el impuesto de circulación ocurre algo similar. Hay localidades cuyos propietarios pagan entre 34 y 71,9 euros (dependiendo de la potencia del automóvil), mientras que en otras el impuesto varía entre los 67 y 142 euros. Entre las más económicas destaca Aín, Algimia o Benafer. Entre las más caras están Artana, Benassal o Burriana.