Que las altas temperaturas de este invierno están provocando anomalías en todos los aspectos, incluida la agricultura, es algo que no escapa a nadie. Pero además el calor actual tendrá repercusiones en el futuro. Los agricultores ven claro que la primavera en invierno que estamos viviendo “puede adelantar la floración de los cítricos”, como reconoce el secretario general de la Unió de Llauradors, Ramón Mampel. Y esto, temen, va a provocar un aumento de la pinyolà, según señala el secretario técnico de Fepac, Doménec Nàcher.

De hecho, como publicó este diario meses atrás, “ya llevamos dos años” con este problema, señala Nàcher, debido a que el calor modifica la época de floración, adelantándola, “y hace coincidir” la de las variedades tradicionales, como la clemenules --la reina en la provincia--, y nuevos ejemplares, como los híbridos, entre ellos la nadorcott. Esto provoca problemas de polinización que, al cabo, acarrean la generación de semillas en los frutos en cuestión.

Y todo ello incluso en muchas ocasiones sin necesidad de que intervengan las abejas, la causa tradicional de la polinización cruzada y que todos los años busca minimizar la Conselleria con decretos de ubicación de colmenas en el campo. Tanto es así que, señala Nàcher, “hay productores de nadorcott y führer que están entoldando sus distintos huertos para que no les entre el polen” y evitar de esta forma el problema.

Y es que la pinyolà, como comúnmente se conoce a la polinización cruzada, tiene graves consecuencias económicas. Un fruto que presente más de tres o cuatro semillas ya no es considerado apto para salir a la venta, como confirman todos los sectores implicados, desde el campo a la exportación. Y en los últimos años se han encontrado partidas con hasta 50 semillas en una clementina. De esta manera, en caso de confirmarse el adelanto de la polinización y la coincidencia entre variedades diferentes, las pérdidas para el campo castellonense pueden ser elevadas en un sector que en la actualidad vive fundamentalmente de la exportación.

campaña más corta // Este problema se añadiría al que ya se ha dado en otras ocasiones, cuando la sequía ha motivado que se hayan tenido que llevar a cabo más riegos, con el aumento de costes que conlleva. Además, en los últimos ejercicios se ha visto acentuada la reducción de la campaña de la clemenules. Tanto es así que, como ya apuntó el presidente de Nulexport, Pascual Pla, este año se ha reducido en aproximadamente un mes por la caída en la producción (debido al calor de verano) y a las altas temperaturas de diciembre, que estropearon la fruta que quedaba en el árbol.

Sobre esto, Nàcher señala que, de una campaña “de 90 días”, la que existía “antes de la tristeza”, a “60 días tras el cambio de pie” y a “los 45 ó 50 días de ahora, debido a largas primaveras y otoños y veranos e inviernos cortos”. H