Empecemos con un símil futbolístico. Hay comunidades autónomas que juegan en Primera División, incluso hay algunas que todos los años tienen la suerte de ir a la Champions. Otras deben conformarse con estar permanentemente en Segunda, pero hay algunas que todavía están peor, en Segunda B. En esta última posición, la de colista, se sitúa la Comunitat Valenciana. El lugar que ocupa Castellón en la lista es aún más malo. Está a la cola de la cola. En la periferia de la periferia.

La Generalitat lleva años quejándose de la infrafinanciación que sufre la Comunitat, pero en materia de inversiones del Estado en infraestructuras, al territorio valenciano no le va mucho mejor. Desde el 2012 al 2016, la media de inversión en los presupuestos generales del Estado ha sido de 651 millones de euros, apenas un 7,65% del total y muy por debajo del 11% que por población le correspondería. Pero ahí no acaba todo. Los empresarios valencianos estiman el déficit inversor en 7.000 millones de euros en los últimos 15 años. ¿Y sobre qué infraestructuras pivota ese ninguneo al que tantas veces se refieren los empresarios? La principal es el corredor mediterráneo, pero hay decenas de obras de las que se lleva hablando décadas y que de las que aún no se sabe nada. O se sabe poco.

Si la Comunitat Valenciana sufre una clara discriminación, en el caso de Castellón la discriminación es por partida doble. Javier Moliner, presidente de la Diputación, ha reconocido en varias ocasiones que Castellón «es la hermana pobre de una comunidad infrafinanciada», con una carencia total y absoluta de infraestructuras y eso que cuenta con una gran posición geográfica.

Castellón está doblemente discriminada porque tanto el Estado como el Consell han mantenido lejos de sus prioridades a la provincia y el dinero para las inversiones, cuando ha llegado, lo han hecho retraso y a cuentagotas. Nada que ver con lo que sucede en otras provincias.

El AVE, con retraso

El déficit inversor que arrastra Castellón se manifiesta en obras tan vitales como la llegada del AVE. Pese a las promesas (que han sido muchas), la Alta Velocidad sigue sin ser una realidad, a pesar de que ahora sí las obras están prácticamente finalizadas y habrá tren para este año. Con la regeneración de la costa provincial ha sucedido más de lo mismo. Madrid anunció hace poco más de un año un plan de protección de la fachada litoral que preveía para Castellón una inversión ridícula, sobre todo si se compara con la destinada a provincias como Alicante, Barcelona, Málaga o Tenerife. Pero, a pesar de ser poco, ese dinero todavía no ha llegado y de los prometido en octubre del 2015 nada se ha hecho.

Con la carretera N-232 y la A-68 el ninguneo es mayúsculo, ya que se habla de este proyecto que tiene que conectar Aragón con el litoral norte de la provincia desde hace más de 30 años, como también en el caso de las obras de prolongación de la CV-10 a Tarragona; la duplicación de la N-340 de Castellón a Orpesa o la mejora de la vieja N-340 en el Maestrat. Y eso en lo que se refiere a carreteras. Otros proyectos que llevan años de retraso son la construcción del Archivo Histórico, el embalse de Arenós y dar una salida definitiva a las desaladoras.

Si el peso de Castellón es Madrid es más bien bajo, en Valencia ocurre algo muy similar. Un dato basta para entenderlo. Durante los nueve primeros meses del 2016, el Consell tan solo destinó a Castellón seis de cada cien euros invertidos en obra pública, cuando el peso de la provincia en el conjunto de la Comunitat es mucho más elevado. Así, y según los datos de la patronal Seopan, mientras que la inversión del Consell en obra pública ha menguado un 42% en el último año en la Comunitat, en el caso de la provincia de Castellón el desplome se duplica, hasta alcanzar un porcentaje del 88%.

Presupuestos a la baja

La inversión publica en el 2016 ha sido a la baja (los datos de la Administración del Estado tampoco son para tirar cohetes) y nada hace pensar que las cosas serán mejor durante el año que acaba de empezar. El Consell aprobó a finales de octubre los presupuestos para este ejercicio, en los que se rebaja la inversión para Castellón en casi un 11%. La provincia recibirá 46,6 millones de euros en inversión real, seis millones menos que el año pasado, pero 10 menos que en el 2014, cuando el dinero destinado a obras en Castellón sumó 57 millones de euros. Otro desplante más.