La cocaína y la heroína son las dos prioridades de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en la provincia por sus graves secuelas sobre la salud y su importante valor lucrativo. Ambas sustancias mueven decenas de millones de euros al año y centran las mayores operaciones policiales de las comarcas castellonenses. La Policía Nacional y la Guardia Civil llevan a cabo, de media, una quincena de intervenciones anuales a mediana y gran escala en Castellón, según ha podido saber este diario de fuentes especializadas.

La cocaína se ha convertido en la droga dura más estable del panorama internacional. A pesar del auge de las sustancias sintéticas (éxtasis, ketamina, poopers...), la cocaína sigue siendo una de las drogas más consumidas y su ingesta se combina con frecuencia con otros estupefacientes.

La DEA --la agencia del departamento de Justicia de Estados Unidos dedicada a la lucha contra el contrabando y el consumo de drogas-- ha alertado recientemente del aumento de las descargas de cocaína colombiana en Galicia, considerando a los narcos gallegos los receptores de esta droga en Europa. La producción en el país latinoamericano no deja de crecer ante la demanda internacional de cocaína.

En el caso de la heroína, su consumo ha experimentado en los últimos cinco años un importante repunte en la provincia. Siendo una droga que parecía casi erradicada tras los estragos que causó en España en los años 80, ha regresado al panorama de la droga con fuerza. Así lo reconocen fuentes policiales y sociales dedicadas a combatir su consumo.

«La heroína ha vuelto y así lo hemos notado en la gente a la que tratamos en la provincia, que sufre daños gravísimos por su ingesta», asevera Isabel Vilimelis, directora de Proyecto Amigó en Castellón, donde tratan a casi 300 adictos a las drogas.

CANNABIS Y HACHÍS

La marihuana y el hachís son los reyes del tráfico al menudeo. Sus efectos no pueden compararse con los de las drogas duras, aunque suponen en muchos casos el punto de partida para drogodependientes que acaban enganchados a sustancias más potentes. Tampoco su valor en el mercado es, ni por asomo, similar. En palabras de agentes especializados, «comparar el hachís con la cocaína o la heroína es como equiparar un Seat Ibiza a un Ferrari».