A la mayoría el nombre le sonará a chino, pero la filosofía es muy sencilla. El coworking o, lo que es lo mismo, los espacios compartidos de trabajo se están convirtiendo en el punto de partida para decenas de emprendedores, que lo ven como una opción productiva y creativa, además de rentable y barata. Y parte de la culpa de su éxito la tiene la crisis, que ha provocado cambios no solo en el concepto del trabajo, sino también en su espacio físico.

Más que una oficina, quienes trabajan en comunidad en Castellón lo definen como un lugar de encuentro a mitad de camino entre trabajar en casa y la aventura de hacerlo en solitario en un local demasiado grande y demasiado caro para una inversión inicial. El alquiler, las facturas de luz, agua, teléfono e internet y los servicios extras se comparten. No es lo único. También se comparten las ideas, la experiencia profesional y los consejos.

Del algo más de medio millar de centros de cotrabajo repartidos por 50 provincias españolas, dos terceras partes están en Madrid y Barcelona. En la Comunitat Valenciana existen un centenar de espacios de coworking: 65 están en Valencia, 30 en Alicante y cinco en Castellón, todos ellos integrados en la plataforma de internet Coworkingspain.es. Pero en esa cifra no están todos lo que son. Decenas de profesionales de la provincia, que no aparecen en ninguna lista, también han decidido trabajar en comunidad.

LAS FACTURAS, ENTRE TODOS // Que sea una opción barata es una de las claves del éxito del coworking en Castellón. Un usuario de una oficina compartida tiene un gasto mensual que oscila entre los 165 y los 195 euros (entre 100 y 140 si es a media jornada), una diferencia grande con respecto a lo que costaría montar una oficina propia. “Compartir gastos es una ventaja, pero hay muchísimas más. Un coworker pertenece a una comunidad de emprendedores donde se apoyan los unos a los otros, se generan sinergias, se aprende más rápido y todo eso se traduce en más oportunidades de negocio”, cuenta Fran Clausell, gerente de Ideoestudi, uno de los espacios de cotrabajo que existen en la capital. Fran comparte espacio junto a otros profesionales de campos muy distintos. Él se dedica al interiorismo sostenible, pero a su lado trabajan programadores, ingenieros, arquitectos y consultores. “El coworking es mucho más que instalarse en un espacio físico. Es compartir, escuchar, aportar, convivir... y crear nuevas oportunidades de negocio para ti y también para tus compañeros coworkers”, define Clausell.

Desde hace poco más de medio año, el Centro Europeo de Empresas Innovadoras de Castellón (CEEI) dispone de un espacio coworking. Cada usuario paga 80 euros mensuales y todos los proyectos que allí se ubican se engloban dentro del sector de las nuevas tecnologías. “Este espacio nació a raíz de la necesidad creciente de la colaboración entre emprendedores autónomos que empiezan su proyecto y no pueden contar con una gran estructura y un equipo propio”, explican en el CEEI Castellón.

La capital de la Plana alberga tres de los cinco espacios coworking que existen oficialmente en la provincia. Hay otros dos en Vila-real y Vinaròs con idéntica filosofía. Y eso es solo el principio. Esta especie de incubadora de ideas llega para quedarse. H