Inés acaba de cumplir dos años. Nació en diciembre del 2014, y aunque es medio segorbina, su alumbramiento tuvo lugar a miles de kilómetros, en Tailandia. Porque Inés vino al mundo por gestación subrogada. Sus padres, un matrimonio de homosexuales formado por David Gil y Bastiste Boura, pensaron primero en la posibilidad de adoptar un niño español, pero las eternas listas de espera les hicieron contemplar otras opciones. Tras darle muchas vueltas, contactaron con un agencia de gestación subrogada en Tailandia. Ambos aportaron su esperma para el embrión in vitro del óvulo de una donante anónima que se gestó en el cuerpo de Nampeung Kanjan, una mujer casada y con tres hijos. «La relación durante el embarazo fue estupenda con ella y con su familia. Nos mantuvo informados en cada parte del proceso médico y viajamos a Tailandia para la última ecografía y el parto», recuerda David Gil, natural de Segorbe y maestro de profesión.

El viaje de esta pareja es el que cada año emprenden cientos de españoles que recurren a la gestación subrogada para tener hijos, una controvertida práctica conocida popularmente como vientre de alquiler. Cristiano Ronaldo ha sido el último pero no es el único. «En Castellón hay un interés cada vez más grande. Cada año son más las personas que por una razón o por otra no pueden tener hijos y optan por esta vía», explica Gil, que es vicepresidente de la Asociación valenciana de Familias Homoparentales (Galesh).

Aunque no hay cifras oficiales, la asociación Son Nuestros Hijos calcula que entre 800 y 1.000 niños españoles nacen al año en el extranjero gracias al auge de la gestación subrogada. Y pese a lo que pudiera pensarse, más del 80% de esos bebés son hijos de parejas de distinto sexo. «Hay varios motivos que explican por qué es una técnica que va a más. Uno es la parálisis de las adopciones internacionales y la espera en las nacionales. Otro es que cada vez hay más parejas que tienen problemas de fertilidad y contemplan esta opción», argumenta Daniel Dalmés, que desde Vila-real ha impulsado la recogida de firmas en la provincia para reclamar que esta práctica sea legal en España. «Mi pareja y yo queremos formar una familia lo antes posible y también vamos a recurrir a este método», asegura.

Como en España no es legal (después sí se puede registrar a los bebés como españoles bajo ciertos requisitos), las parejas que quieren ser padres por maternidad subrogada tienen que viajar al extranjero y desembolsar una gran cantidad de dinero. ¿Cuánto? Todo depende del país al que se acuda. El proceso cuesta entre 45.000 y 60.000 € en Ucrania o Rusia. En California, uno de los 14 estados que lo permiten en Estados Unidos, vale unos 120.000. «Estados Unidos y Canadá son los únicos países que permiten la gestación subrogada a parejas del mismo sexo. En Ucrania, Rusia o Grecia solo es posible en el caso de parejas heterosexuales», describe David Gil.

LA ÚLTIMA OPCIÓN // Francesc Salido es de Burriana, aunque reside en Grecia desde hace 20 años. Trabaja como traductor y desde Creta asesora a decenas de familias españolas que quieren ser padres por maternidad subrogada. «Cada vez recibimos más consultas, también desde Castellón», explica. En ese país, el primero de la Unión Europea en regular esta técnica, la gestación subrogada es altruista (la gestante percibe 600 euros al mes para cubrir gastos) y todo el proceso se realiza mediante resolución judicial. «Quienes recurren a esta opción son familias que llevan años intentando ser padres. Son personas normales, trabajadores cuya última opción es la gestación subrogada y para la que tienen que hacer un importantísimo esfuerzo económico», apunta Salido.

Salido asesora a familias españolas que quieren ser padres en Grecia y Diego Calvo defiende en los tribunales los derechos de parejas con hijos que han nacido por maternidad subrogada. Este abogado de Segorbe ya ha ganado varias sentencias que reconocen el derecho de los padres (sean del sexo que sea) a disfrutar del permiso de paternidad y maternidad. «Hasta la fecha todas las sentencias han sido favorables», cuenta este letrado con clientes en Castellón, pero también en Madrid, Barcelona y País Vasco.

Aunque cada vez más parejas recurren a este método, la gestación subrogada tiene defensores, pero también muchos detractores. En este último bando se coloca la Iglesia católica (los obispos se refieren a esta práctica como vientre de alquiler y consideran que se explota a la mujer y al niño que va a nacer, que se convierte en un objeto de consumo) y varios colectivos de feministas, que han creado la web No Somos Vasijas, donde puede leerse un manifiesto con las 10 razones por las que están en contra.

La gestación subrogada ha llegado también a la agenda política. Ciudadanos anunció hace unas semanas que llevará una propuesta legislativa al Congreso de los Diputados para regular esta práctica en España. El PP ha abierto un debate interno para consensuar una postura, mientras que el PSOE está en contra y Podemos no se pronuncia.

Para quienes en Castellón luchan por formar una familia a través de la gestación subrogada, la legalización de este método en España sería todo un avance. «El principal obstáculo ahora es que hay que ir al extranjero, a miles de kilómetros de aquí, y eso explica por qué cuesta tanto dinero», reconoce Daniel Dalmés.