El último atentado terrorista en Europa, que se ha cobrado ya 22 víctimas mortales en el estadio Manchester Arena, ha sacudido Castellón. Las muestras de dolor se han sucedido en la provincia, que cuenta con 774 castellonenses residentes en el Reino Unido, según datos del INE.
Muchos de ellos son, además, jóvenes que estudian en lugares como Londres, Liverpool o el propio Manchester, o que han decidido instalarse en Inglaterra en busca de sus primeros empleos. Actualmente, la Universitat Jaume I de Castellón cuenta, además, con cuatro estudiantes que realizan su beca Erasmus en Gran Bretaña, según han confirmado.
Entre ellos se encuentra Juan Font, un castellonense que ha contado a Mediterráneo cómo vivió el ataque desde un bar. El vila-realense Carlos Baselga y Sandra Aznar, natural de la capital de la Plana, lo sintieron muy de cerca, aunque la casualidad quiso que no estuvieran en ese momento en Manchester, donde viven hace dos y tres años respectivamente.
LA COLONIA BRITÁNICA EN CASTELLÓN //
Consternación también entre la colonia inglesa que reside en Castellón y que supera las 1.300 personas, en su mayoría, jubilados instalados en la provincia.
Buena parte de ellas se concentran, sobre todo, en Alcossebre, donde hay 372 censados, aunque se estima que puedan superar el medio millar. Una comunidad que es, además, muy activa en la localidad y cuenta con un grupo de teatro, una coral y la Asociación Amigos de Alcossebre.
Las condolencias a las familias de las víctimas y los actos de repulsa al indiscriminado atentado, reivindicado ya por el Dáesh, también fueron protagonistas en las instituciones de Castellón y el resto de la Comunitat. El Ayuntamiento de la capital, la Diputación provincial, la Subdelegación del Gobierno y el Consell se sumaron a las concentraciones por los fallecidos.
LOS TESTIMONIOSJUAN FONT:"Cuando salimos del bar estaba lleno de policías y ambulancias"
Juan Font, estudiante de la UJI, se encuentra en Manchester. Este alumno de Ingeniería Industrial recuerda que estaba junto a unos amigos en un bar en los alrededores de la ciudad. «Nos dimos cuenta de que algo estaba pasando cuando todo el mundo empezó a poner nervioso y comenzó a llamar por teléfono. A los cinco minutos vino el camarero y nos dijo que estaban cerrando porque había una explosión», recuerda. «Cuando salimos a la calle estaba lleno de policía, ambulancias y algún helicóptero sobrevolando. Muchos amigos y familiares han estado llamándome», cuenta.