Lleva como advocación el de Virgen de las Angustias. Pero apenas nadie la conoce con este nombre de resonancias pasionistas de otras tierras. La impronta de su autor sobredimensiona sin exagerar ni un ápice su magnificiencia y belleza como imagen de la Semana Santa de Castellón (fiesta de interés turístico).

Es la Dolorosa de Juan Bautista Adsuara, el mejor escultor de Castellón de todos los tiempos (Premio Nacional de Escultura de 1929), y que cumple los 75 años de su realización, convirtiéndose en una de sus obras cumbres.

Como relata Antonio Gascó, cronista oficial de la ciudad, «tras la guerra civil la Cofradía de la Purísima Sangre --titular de la escultura-- encarga al artista la imagen para dar un mayor realce a las celebraciones semansantistas de Castellón, imitando el modelo de vírgenes andaluzas», detalla.

Una escultura de bulto completo de tamaño natural policromada, «de líneas escuetas, pero bien modelada en la anatomía, de hondo patetismo, singular belleza de la cara, tensión muscular delatando el sufrimiento de la pasión, con influencias de Martínez Montañés y, fundamentalmente, de Mena y de Mora», explica Gascó, quien añade que Adsuara «tenía un concepto severo, propio del clasicismo académico».

La talla permanece todo el año en la hornacina excavada en el ábside trasero al altar mayor de la capilla de la Sangre en la plaza María Agustina, sede canónica de la hermandad del mismo nombre, y desfila en la magna procesión del Santo Entierro del Viernes Santo castellonense. Lo hace con un monumental paso de palio con candelería delantera y faroles guardabrisas detrás.