La felicidad, en una época tan complicada como la actual, suele ser un sentimiento que va y viene, que depende de días, de circunstancias. Y como respuesta, una parte creciente de la sociedad se está refugiando en lo que algunos expertos ya denominan antidepresivos de la belleza o del sentirse bien. Ante una crisis económica que dura ya seis años, decenas de personas en Castellón se parapetan en esas compras pequeñas y asequibles que nos reconcilian con nosotros mismos y con nuestra imagen: un corte de pelo, una manicura perfecta, sudar en la cinta del gimnasio, broncearse bajo las lámparas de rayos UVA, inyectarse vitaminas para que el rostro recupere el tiempo perdido, quitarse esos michelines que sobran, relajarse en las aguas de un spa… Nunca como hasta ahora el cuidado de la imagen personal había sido tan importante.

En el sendero económico, un sector que hoy por hoy pierda poco o crezca, aunque sea de forma reducida, ya supone una victoria. Y las cifras sostienen a la belleza. En los últimos dos años, los centros de medicina estética han aumentado por encima del 20% en España y ya superan los 3.500 según datos de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). En Castellón la tendencia es aún mayor. Hoy son 46. En el 2007 apenas superaban los 35. En pocos años la oferta de tratamientos ha crecido un 30% en la provincia y se estima que mueven un negocio cercano a los diez millones de euros anuales, ya que el desembolso medio por paciente es de 500 euros.

SIN CRISIS EN EL SECTOR // Parece lógico que si han aumentado los centros es porque hay una demanda al alza de tratamientos como corrección de manchas o, arrugas, inyecciones de botox, liftings, intervenciones para corregir obesidades localizadas, celulitis o la caída del cabello. Pero la demanda en Castellón no ha aumentado. Al contrario, ha bajado ligeramente, aunque nada comparado con el descenso que han experimentado otros sectores económicos. “Vamos trabajando y, en cierta manera, este sector ha acabado beneficiándose de la caída que han experimentado las intervenciones de cirugía estética”, explica la doctora Rosa Barceló, directora de la clínica Barceló de Castellón.

Así, y según explican en todas las clínicas consultadas, muchos pacientes que antes recurrían a la cirugía estética (la mayoría pagaban la operación a plazos) han acabado por acudir a las clínicas de medicina estética, cuyos tratamientos son menos invasivos (no se requiere hospitalización) y mucho menos costosos. “La paciente ahora se conforma con menos. Si no tiene el dinero para una liposucción recurre a unos masajes, mucho más baratos”.

La doctora Barceló asegura también que la eclosión de centros de estética que ha vivido la provincia en los últimos tres o cuatro años se debe a dos factores. “Por una parte a que hay especialistas en otras materias que ahora se dedican a la medicina estética. El otro motivo es la llegada de muchas franquicias”, explica.

BAJAN LAS CIRUGÍAS // La alegría, en el sector de la estética, va por barrios y lo que sí ha descendido de manera más significativa son las intervenciones quirúrgicas. En los últimos cuatro años, intervenciones como el aumento de mamas, liposucciones o rinoplastias ha menguado entre un 15 y un 18%, según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), aunque en el sector aseguran que se dista mucho de estar en una situación de crisis. En el ultimo año se realizaron en España más de 65.000 operaciones de cirugía estética, de las que se estima que entre 600 y 700 se hicieron en Castellón.

Jordán Barres es uno de los cirujanos plásticos más reconocidos en Castellón y describe que, a pesar de la difícil coyuntura económica, todavía hay un sector de la población que decide pasar por el quirófano para mejorar su cara o su cuerpo. “Lógicamente ahora el grifo del crédito está cerrado y el público que antes se sometía a una intervención y la financiaba ahora prácticamente ha desaparecido”, argumenta.

Para contrarrestar ese descenso en el número de intervenciones, buena parte de los cirujanos han optado por congelar o incluso reducir los precios. La rebaja, en muchos casos, supera incluso el 30% y si hace unos años una intervención de aumento de mamas costaba entre 6.000 y 7.000 euros hoy vale entre 4.000 y 5.000, aunque el precio final depende de cada cirujano. “Este sector ha hecho un esfuerzo importante vía precios, pero al final si das calidad no puedes acabar tirando los precios”, insiste el cirujano Jordán Barres. H