La progresiva recuperación del empleo que vive Castellón en los últimos meses, con alzas del 11% interanual, como ocurrió en julio, no logra frenar el éxodo de castellonenses que se van a otras provincias. De hecho, el saldo entre quienes se van a trabajar a otros puntos de España y los que vienen aquí es de nuevo negativo en el primer semestre de este año, en esta ocasión en 2.738 personas, con lo que se consolida el cambio de una tendencia histórica que ya se apuntó en el 2014: Castellón es ahora una provincia exportadora de mano de obra, frente a su tradicional condición de importadora de trabajadores.

Según el último informe del Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe) sobre movilidad de los trabajadores, 18.226 castellonenses firmaron entre enero y junio de este año contratos de trabajo en otras provincias españolas, mientras que solo llegaron a trabajar aquí 15.528, números de los que se desprende el mencionado saldo negativo de 2.738.

demasiado paro aún // Una de las realidades que motivan esta situación es la todavía sangrante cifra de desempleados, muy cerca de los 52.000 al cierre del mes pasado, como informó Mediterráneo. Otras causas en las que los sindicatos hacen hincapié son la precariedad del empleo, la falta de cobertura social, y la persistencia de la crisis, mientras que desde la patronal se apunta al elevado paro juvenil y las mayores posibilidades que pueden ofrecer provincias más grandes.

El secretario general de UGT en Castellón, Tino Calero, valora que “no importamos ahora mano de obra porque el perfil de los puestos de trabajo que se ofrecen no resulta atractivo para que vuelva a llegar a Castellón un volumen importante de trabajadores de fuera”. Los contratos que se ofertan, añade, “con alta temporalidad, sueldos bajos y, sobre todo, del sector servicios, hacen también que la gente ya no se quede aquí para buscar empleo, porque el que hay es de baja calidad”.

Por su parte, el máximo responsable de CCOO en Castellón, Manel Nieto, entiende que, “si no se tiene empleo y, si se tiene, no es decente; si se ha agotado cualquier tipo de prestación social, y se ve difícil poder desarrollar un proyecto de vida digno en el corto y medio plazo”, es cuando se ven los procesos migratorios y por lo que ahora se van más castellonenses que antes.

Nieto confirma el cambio en la tendencia, por el que “hemos pasado de ser una provincia que durante años ha tenido pleno empleo, con un paro estructural del 4’5 ó 5%, que atraía mano de obra intensiva, y ahora, con un desempleo del 23,9%, según la EPA, vemos como se van los trabajadores y el talento”.

Del lado de los empresarios, el secretario general de la patronal CEC, Rafael Montero, explica la evolución al señalar que “el paro juvenil es muy alto y son los jóvenes los que más se van, sobre todo a otras provincias más grandes y con más posibilidades”. H