La jornada laboral de la inmensa mayoría de los escolares de Castellón no acaba cuando a las 17.00 horas suena el timbre del colegio. Empieza entonces una carrera por llevar a los niños a la academia de inglés, a la piscina, a las clases de repaso o a entrenar con el equipo de fútbol infantil. De hecho, se estima que más del 80% de los alumnos de la provincia de enseñanza obligatoria (de 6 a 16 años) desarrolla alguna actividad extraescolar en horario vespertino y algo más de la mitad, participa en dos o más a la semana. Y eso, en números absolutos, significa que la friolera de más de 40.000 estudiantes de la provincia prolongan su jornada más allá de las cinco de la tarde

Los altos índices de fracaso escolar (de todos los alumnos valencianos que deberían obtener el graduado escolar, uno de cada tres no lo consigue, según el Ministerio de Educación) junto a la obsesión casi generalizada de los padres porque sus hijos sepan inglés desde pequeños y practiquen cuantos más deportes mejor está provocando un alza en la demanda las actividades extraescolares, una demanda que retrocedió ligeramente durante los primeros años de la crisis pero que ahora toma de nuevo impulso.

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que, de media, la extraescolares de cada niño suponen una inversión anual de 620 euros y, aunque durante la crisis muchas familias se han visto obligadas apretarse el cinturón y renunciar a las vacaciones o a comer fuera de casa, en Castellón la dedicada a costear la enseñanza ha sido una de las partidas que menos se ha reducido. Y eso se nota en la calle. El sector de las academias privadas vive un momento dulce y eso se traduce en un incremento de las aperturas de centros de enseñanza privados. Solo en la provincia se contabilizan más de 300, a las que hay que sumar también los cientos de profesores que se anuncian a diario para dar clases particulares a domicilio.

CADA VEZ MÁS ACADEMIAS // De entre todas las extraescolares en horario vespertino destacan los idiomas. En la provincia se contabilizan 70 academias de idiomas de las que una veintena están en la capital. “Los padres son cada vez más conscientes de la importancia del inglés y eso se nota en el número de matrículas, que van al alza. De hecho, este curso vamos a ampliar las instalaciones”, cuenta Isabel Tirado, directora de la academia Buddies, con sede en la capital y en Benicàssim.

No solo las academias de idiomas tienen cada vez más alumnos. Las clases de repaso de matemáticas o lengua también van a más. “Hay demanda y una de las opciones que más crece es la del profesor particular”, explica Débora Tomás, gerente de la academia Mundoclases, en la capital.

Si las academias privadas de enseñanza viven un auge, otro negocio de moda en la provincia es la organización de extraescolares en los colegios. En pocos años, coincidiendo con la crisis económica, la cifra de empresas que organizan actividades infantiles se ha duplicado o incluso triplicado. “La oferta de empresas ha crecido de una manera exponencial y lo ha hecho mientras descendía la natalidad y se marchaban muchos inmigrantes”, resalta Ramón García, gerente de Iocum, con 16 años en el sector. H