El sector azulejero de Castellón crece y mejora resultados, pero lo hace «a dos velocidades». Es la principal conclusión del último informe que ha conocido la patronal azulejera Ascer y que incide, con datos estadísticos en el mano, en la polarización del sector hacia los extremos, como ha señalado Mediterráneo en los últimos meses: el clúster azulejero de Castellón se divide entre compañías que cada vez son más grandes y ganan en volumen de m2 y facturación, y pequeñas firmas que cada vez tienen más difícil hacer frente a los costes crecientes de producción y a la política de precios bajos que están imponiendo los grandes grupos.

El dato se pone de manifiesto en el III Estudio Económico-Financiero elaborado por Altair, que tiene por objeto analizar el comportamiento financiero del sector cerámico en el periodo 2011-2015. Los resultados se extraen del análisis de 82 sociedades que representan el 64,6% del total del número de empresas, pero que a su vez copan el 81,4% de la cifra de negocio del sector. Al tiempo, esas 82 compañías se clasifican en tres grupos, en función de su facturación: menos de 30 millones de euros (60 firmas analizadas), entre 30 y 60 millones (10 empresas) y más de 60 millones de euros (12 marcas).

UNAS CORREN MÁS // La realidad es que las empresas grandes (las que facturan más de 60 millones de euros) han mejorado su cifra de negocio en un 50,08% entre los años 2011 y 2015, así como un 9,64% en el periodo 2014-2015 (último ejercicio con todos los datos fiscales cerrados). Por su parte, las pequeñas lo han hecho en 10,08% y 0,63%, respectivamente; y en un 7,80% y un 11,97%, las medianas. De hecho, los expertos alertan de que «se observa un buen número de empresas con decrecimientos significativos en su cifra de negocio» en las más pequeñas, una situación sobre la que deben «reflexionar profundamente», tanto en su «dimensión» como en su «foco estratégico» porque «se avecinan malos tiempos para ellas».

Los rendimientos a escala y, por tanto, la mayor productividad y competitividad, también impactan en el resto de variables. Un ejemplo: la estructura de los gastos de explotación sobre la cifra de negocio es más pesada en las más pequeñas (del 56,58% de media en el periodo 2011-2015, y del 55,44% en el 2014-2015). Mientras, en las medianas ha sido del 52,01% y 47,77%, respectivamente, y en las más grandes del 48,48% y del 45,65%.

Otra cifra. El beneficio de explotación sobre la cifra de negocio es muy superior en los grandes conglomerados, del 11,66% en el 2015; frente al 3,66% y 2,78% de pequeñas y medianas, «cuyos resultados de explotación pueden considerarse exiguos».

Por este motivo, la advertencia es clara. «Algunas empresas que facturan entre 30 y 60 millones pueden estar atrapadas en una dimensión y foco estratégico inadeudados, y deben tomar una decisión rápida respecto a los cambios a desarrollar», sentencia el documento de Altair, bendecido por Ascer, cuya sede ha acogido la presentación, con la participación del secretario general de la entidad, Pedro Riaza.

Idéntico comportamiento se observa, pues, cuando se analiza el EBITDA, apartado en el que las grandes empresas son las que presentan un mejor valor medio para el periodo 2011-2015 (15,78%) y el 2015 (16,57%), cifras que son dos y tres veces superiores a las del resto de la muestra, aunque 8 de las 15 firmas con mejor EBITDA son, eso sí, de las denominadas pequeñas. Pero una advertencia: los umbrales de rentabilidad que presentan «pudieran ser insuficientes en caso de una caída súbita de la cifra de negocio», salvo para las grandes.

¿La solución? Ganar tamaño. Las empresas presentan «buenas condiciones para lograr promover el crecimiento».