La evolución del mercado inmobiliario en Castellón sigue dando muestras de la profunda crisis que vive el sector del ladrillo, aunque hay una tendencia que se consolida con el paso de los años y es la que hace referencia a la venta de viviendas de segunda mano. Comprar una casa usada ha dejado de ser una opción minoritaria o casi exclusiva de los ciudadanos extranjeros y se ha convertido en un hecho cada vez más habitual, hasta el punto de que los pisos de segunda mano ya suponen casi la mitad del total de transacciones que se ejecutaron en la provincia durante todo el año pasado.

De enero a diciembre del año pasado se vendieron en Castellón 6.601 viviendas y, de esa cantidad, 3.290 fueron pisos usados. ¿Por qué? Por la crisis. “Hay mucha gente que en su día compró una segunda vivienda, bien para disfrutarla o bien para invertir. Ahora, muchos se han quedado en paro o ganan bastante menos de lo que ingresaban hace unos años. Ya no pueden permitirse el lujo de pagar tantas contribuciones y han optado por vender”, explica Lupe Cuenca, gerente de la agencia inmobiliaria Rondacas, en la capital de la Plana.

El sector señala que en Castellón, en estos momentos, hay más oferta que nunca de viviendas y los precios resultan más que atractivos. “Es fácil encontrar pisos nuevos de dos habitaciones por 120.000 euros. Hace unos años se pedían hasta 150.000 euros por viviendas antiguas, y hasta en edificios sin ascensor”, resumen en la misma agencia.

Hay oferta y los precios son buenos, pero las ventas no acaban de despegar. Al contrario. Cada año que pasa las estadísticas demuestran que el sector inmobiliario sigue sin levantar cabeza. Los datos que mensualmente publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) hablan de 6.601 transacciones realizadas en el 2011. En el 2010 fueron 7.560, mientras que en el 2009 la cifra apenas alcanzó las 8.500. Un año antes del inicio de la crisis, en el 2007, se vendieron en Castellón 12.824, es decir, justo el doble que el año pasado.

CLIENTES CON MIEDO // En las inmobiliarias hablan de clientes con miedo y mucha incertidumbre. “Entran, preguntan, ven pisos... pero se lo piensan mucho, ya que a la mayoría les da miedo no poder cumplir con los bancos”, describen en otra empresa del sector, esta vez asentada en Vila-real, que también confirma que los precios de los pisos seminuevos son en estos momentos “más competitivos que nunca”.

Otro ejemplo del auge de la oferta de viviendas de segunda mano la encontramos en los principales portales de internet. Idealista.com, uno de los líderes en el mercado, dispone de una oferta de 9.212 viviendas a la venta en Castellón, de la que solo 229 son promociones de obra nueva.

Fotocasa también oferta casi 10.000 pisos y villas en venta, la mayoría usadas, y a precios que oscilan entre los 85.000 y los 250.000 euros dependiendo siempre de las características de la vivienda, la antigüedad y el municipio en el que se encuentre.

A pesar de que los precios han bajado en los últimos años (hay estadísticas que hablan incluso de una reducción de entre el 30% y el 40%), en las agencias inmobiliarias reconocen que la mayoría de los propietarios se resiste a reducir precios. “La gente quiere vender caro y comprar barato y eso no puede ser. A nosotros no nos salen las cuentas”, coinciden en las empresas consultadas.

EL FIN DE LA ATONÍA // Averiguar cuándo se acabará la atonía por la que sigue atravesando el sector es complicado. Nadie se atreve a dar una cifra y el futuro se condiciona a una reactivación económica (léase menos paro) y más acceso al crédito. “Mientras siga la crisis pocos se atreverán a dar el paso de comprar una vivienda. El que está en paro, porque no puede pagarla, y el que trabaja, porque tiene miedo a ser despedido”, aseguran en Vila-real.

Lo que sí parece claro es que los precios de los pisos seguirán cayendo este año. Al menos es lo que piensa buena parte del sector inmobiliario y lo justifica con la salida al mercado inmobiliario de los activos adjudicados a las entidades financieras. H