El arduo proceso para la legalización del parany como un método de caza vive su peor momento tras 10 años de protestas y varapalos judiciales, que lo han postrado en la clandestinidad. Como avanzó Mediterráneo, la decisión de la Comisión Europea de oponerse a las autorizaciones para la instalación de 33 paranys científicos, la mayoría de ellos en la provincia de Castellón, ha sido un golpe mortal para los centenares de aficionados y para la propia Conselleria de Medio Ambiente.

Ambas partes tenían depositadas todas sus esperanzas en estos estudios que debían ser la carta de presentación ante el Gobierno central y la Unión Europea para demostrar que sí es un método de caza selectivo, siguiendo el modelo francés de no dar muerte al animal y capturar solo para reclamo. Sin duda, con el rechazo a los paranys científicos, Bruselas respalda las denuncias y quejas de los grupos ecologistas y les da oxígeno y esperanzas en que el parany sin muerte en la provincia no vea nunca la luz.

BATALLA // A pesar de la decisión de la Comisión Europea y las sentencias contrarias del Tribunal Supremo, el Constitucional y el Tribunal de Justicia Europeo, la asociación de paranyers Apaval anuncia una guerra sin cuartel para que esta caza ancestral sobreviva, aunque tenga que cambiar su idiosincrasia de la caza con muerte, siguiendo el modelo de sus colegas franceses. “Es una batalla de David contra Goliat, nosotros somos David pero no nos vamos a rendir tan fácil”, aseguró el presidente de Apaval, Miguel Ángel Bayarri.

Los aficionados vuelven a la carga y anuncian que tras el próximo verano pedirán de nuevo los permisos necesarios para instalar paranys científicos. En esta ocasión, y como venían haciendo desde el 2005 hasta este pasado año, será el Instituto Mediterráneo Francés el que los solicitará y no la Universidad de Valencia.

“Si hace falta los pediremos a Europa y no a la Conselleria y que nos digan entonces que no, porque si los deniegan, a pesar de cumplir con la legalidad, denunciaremos ante los tribunales a la Conselleria, al Ministerio o hasta la propia Comisión Europea. Los estudios científicos no son potestad solo de los ecologistas”, remarcó Bayarri, quien anunció que no descartan querellarse contra estos grupos, “porque ellos emplean redes japonesas, también prohibidas, para realizar sus estudios sobre aves”.

ECOLOGISTAS // Mientras los paranyers intentan sobrevivir en un escenario cada vez más complicado, uno de los principales grupos ecologistas que ejerce mayor presión, tanto a nivel nacional como europeo, Seo Bird Life, se mostró ayer optimista con la decisión de la Comisión y confió en que la postura de Bruselas sea definitiva para que la Conselleria claudique en buscar fórmulas para lograr una salida al parany y zanje definitivamente el tema de su legalización. H