Es una de las voces expertas más autorizadas para hablar de sexualidad. El decano de la facultad de Ciencias de la Salud de la UJI, Rafael Ballester, coordina Salusex-Unisexsida, un grupo de investigación que se centra en el estudio de la sexualidad humana, con temas como la prevención del sida, la orientación sexual, la homofobia o la adicción al sexo.

--¿Hay concienciación entre la gente joven sobre el sida o se ha relajado más sobre esta problemática en los últimos años?

--Ha habido una cierta relajación en el uso del preservativo y también en la percepción del riesgo que supone el sida. El hecho de que ya contemos con fármacos antirretrovirales que mejoran mucho la calidad de vida de las personas con VIH, aunque desgraciadamente no curen la enfermedad, ha creado el espejismo de que ya no se trata de una patología tan terrible que causa sufrimiento. Esto y la relajación de las políticas sanitarias en la prevención del sida ha causado una bajada de la guardia frente al VIH.

--¿Hay perfiles cuándo se habla de enfermos de sida?

--Hay un perfil y a la vez tantos como personas con sida. Antiguamente se hablaba de grupos de riesgo. Hoy consideramos que esa denominación es acientífica, falsa, estigmatizadora e incluso inmoral en cuanto a que asocia identidades a la enfermedad, cuando se trata de una infección que depende de que se realicen unas ciertas conductas de riesgo, las haga quien las haga. En ese sentido es una enfermedad terriblemente democrática.

--¿Existe temor por parte de los enfermos de reconocer públicamente que se padece esta patología por miedo al rechazo?

--Sí, sigue existiendo un gran estigma hacia las personas con sida. La ignorancia y en ocasiones la falta de empatía y solidaridad hace que ciertas personas sientan miedo o rechazo hacia los enfermos. No tiene ningún sentido. Los enfermos con sida no son peligrosos para el resto de ciudadanos. Por eso urge educar.

--¿Usan los jóvenes anticonceptivos o falta concienciación?

--No puede ser que sigamos haciendo tan poca educación sexual. Debería ser obligatoria e iniciarse en edades tempranas.

--El sida es una enfermedad de transmisión sexual, pero también hay otras, cuya prevalencia resulta preocupante. ¿Cómo ve este asunto?

--Claro, tenemos otras infecciones de transmisión sexual como la gonorrea, la sífilis, clamidia, etc, que también se transmiten por contacto sexual. Su prevalencia está aumentando y esto es una avanzadilla que nos indica que las cifras de personas que pueden contraer el VIH crecerán en los próximos años.

--Cuando se habla de sexualidad y jóvenes, ¿cuáles serían ahora las asignaturas pendientes?

--Hace falta una educación integral que hable a los jóvenes y con los jóvenes, con naturalidad, sin tapujos, sin gazmoñería, de los temas que realmente les preocupa. No solo del uso del preservativo, una educación afectivo-sexual que aborde todos los temas desde una perspectiva amplia.

--¿Nos da pudor hablar abiertamente de la sexualidad?

--Sí, es una pena porque la sexualidad forma parte de nuestra identidad, de nuestra vida y de nuestra salud. No debería avergonzarnos, sino enorgullecernos. Los jóvenes hablan con más naturalidad sobre su sexualidad y esto es un fenómeno muy bonito, porque significa que se van quitando algunos grilletes que a nosotros nos mantenían atados.