El grueso de la actual población musulmana en la Comunidad Valenciana está compuesta por inmigrantes de origen magrebí. Esta población se ve complementada por palestinos, sirios, pakistanís, senegaleses, egipcios, y una minúscula comunidad de bosnios y albanocosobares, todos son sunitas, excepto una minoría de ahmadíes (secta, no reconocida como musulmana) dentro del grupo pakistaní, también existe una pequeña comunidad persa de chiítas. Aparte, están los musulmanes valencianos, sufíes en su mayoría, aunque también hay un amplio número de sunitas.

En la actualidad residen 43.789 inmigrantes en la provincia de Castellón, que representan el 7,39% de los cotizantes a la Seguridad Social. El mayor colectivo es el rumano, con 15.545 registrados. Le siguen en importancia los marroquíes, con 7.276 inscritos, según el padrón de habitantes.

De los 300.000 inmigrantes que residen en la Comunidad Valenciana, el 19% son musulmanes del Magreb (Marruecos, Argelia, Túnez, Líbano...). Un porcentaje que aumenta en Alicante y disminuye en Castellón, donde empresarios y algunos políticos prefieren a los inmigrantes rumanos o de los países del Este alegando mejor preparación, cualificación profesional y compatibilidad religiosa, según afirma Amparo Sánchez Rossell, secretaria del Centro Cultural Islámico de Valencia.

Amparo Sánchez Rosell cita las principales preocupaciones de los inmigrantes musulmanes son: 1) El retraso en la resolución de las solicitudes de permisos de trabajo y residencia, incluidas las renovaciones. 2) La tendencia creciente en el mercado laboral a optar por inmigrantes de origen suramericano o de los países del Este. 3) La vinculación que se hace entre inmigración y delincuencia. 4) La dificultad de acceder a un puesto de trabajo y las condiciones laborales. 6) La dificultad de acceder a viviendas dignas y económicamente viables.

7) Los problemas de escolarización de los hijos, en el acceso al centro, con la religión o en los comedores, o con la cultura.

Los musulmanes consideran que desde los últimos atentados del 11-M se ha acrecentado un sentimiento de islamofobia en la provincia. Sin embargo, los conflictos no han llegado a generar violencia, sino que se centran en desconfianza en la subida a los trenes. No obstante, en Castellón los musulmanes tienen miedo a que haya ahora más dificultades a la hora de encontrar empleo. Existe en ellos la creencia de que los empresarios prefieren a los rumanos, por considerarlos más cualificados y menos conflictivos.