Pedro del Pino, arquitecto del Colegio Oficial de Castellón, lleva cinco años en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). “Vine contratado para hacer el rascacielos más alto de Bolivia y parte de Sudamérica (210 metros), aunque finalmente se quedó en 101”, relata.

Desde entonces se montó un despacho y trabaja en todos los encargos que recibe vinculados con trabajos de la construcción. Esta Navidad sí que volverá a Castellón, por supuesto, para ver a su familia. “Tengo dos hijas que me esperan con los brazos abiertos, de 16 y 12 años”. Estar lejos y empezar de nuevo, tras una trayectoria laboral de 25 años de profesión, no es fácil, pero Pedro valora por encima de todo seguir adelante, “Gracias a Dios, tenemos salud y, sobre todo, mucha ilusión”, apunta.

En su día a día, se encuentra con compatriotas que acuden a él a por consejo: “Vienen todos los días españoles preguntando cómo les puedo ayudar”. H