Los brotes verdes de los que ya se empieza a hablar en algunos sectores económicos de Castellón no se ven en la natalidad y, a corto y medio plazo, tampoco se esperan. La caída en picado en el número de nacimientos, que comenzó con la recesión económica, continúa imparable dando lugar a una tormenta demográfica perfecta: emigración, envejecimiento de la población y baja natalidad. Y una cosa lleva a la otra.

Desde el 2008, año en el que nacieron en la provincia 7.206 bebés, la cifra de alumbramientos se ha desplomado casi un 30% (en el conjunto del país la caída ha sido algo menor), según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la Conselleria de Sanidad. Cada vez más mujeres españolas retrasan su maternidad (la crisis tiene parte de culpa) mientras la población inmigrante ya no compensa la caída del número de recién nacidos. Pero no todo hay que achacarlo a la economía. Hay otros factores y uno de los más importantes es que el segmento de población fértil (15-45 años) se ha reducido por la incorporación de generaciones cada vez menos numerosas.

En el 2013 nacieron en Castellón 5.173 bebés. Son 317 menos que en el 2012, pero 2.033 menos que en el 2008, cuando se contabilizó la cifra récord de 7.206.

SIN RELEVO GENERACIONAL // Las consecuencias de este retroceso en la natalidad ya son evidentes. En un lustro se han perdido más de 2.000 nacimientos en la provincia, mientras que las defunciones van en aumento con el resultado de un envejecimiento poblacional cada vez más acusado, hasta el punto de que expertos en demografía y entidades como el Instituto de Política Familiar (IPF) de la Comunitat Valenciana han alertado de que está en riesgo el relevo generacional. Un ejemplo: en Castellón, la tasa de fecundidad es de 1,35 hijos por mujer (el récord en la provincia hay que buscarlo a finales de la década de los setenta, cuando nacían 2,47 niños por mujer), un valor muy alejado del denominado nivel de reemplazo generacional. Y para ello, el número de hijos por mujer debería ser de 2,1.

La crisis en la natalidad se nota en los hospitales (las escenas de paritorios llenos parece que han pasado a la historia), pero también en los colegios y guarderías de la provincia. “Hace cinco años la mayoría de las escuelas infantiles de la provincia teníamos listas de espera. En abril abríamos el plazo de matrícula y en 15 días se llenaban las plazas. Ahora todo es diferente. Nacen menos niños, y los hijos cuyos padres están en el paro tampoco vienen, con lo que nos sobran plazas por todos los sitios”, aseguran desde la dirección de dos parvularios.

Con los colegios ocurre más de lo mismo. Hay menos niños de tres años y, por lo tanto, menos demanda en los colegios, lo que ha provocado que la Conselleria de Educación suprima 24 aulas de Infantil en la provincia, una decisión que ha levantado ampollas en la comunidad escolar.

EFECTO CASCADA // Menos niños en las escuelas y, también, menos negocio para las consultas de pediatras, clínicas ginecológicas y tiendas de puericultura y moda infantil, un sector que solo en el último año ha facturado un 9% menos y que en Castellón encadena varios años seguidos con cierres de locales.

Pero un nicho de mercado se cierra y otro se abre. Mientras las empresas que basan su negocio en el público infantil se resienten, las que venden productos para mayores de 65 años viven un momento más dulce. Y los números cantan: ahora en Castellón hay 100.817 personas que tienen más de 65 años. Dentro de diez años serán 17.000 más. H