La accesibilidad universal sigue siendo un quimera en Castellón, pero poco a poco las administraciones van tomando conciencia. En la capital, por ejemplo, este año se ha diseñado un plan municipal de accesibilidad de Castellón (que sustituye a la ordenanza municipal de accesibilidad del 2007) y que ha diseñado 23 itinerarios accesibles para peatones, además de la previsión de eliminar barreras en espacios públicos urbanizados, en edificios de uso público, en transporte y en comunicación.

El proyecto también contempla adaptar los parques Ribalta, Rafalafena, Geólogo Royo, la Panderola, Jardín de los Naranjos, el Pinar y el recinto de la Basílica del Lledó. Las obras previstas pasan por garantizar un ancho mínimo libre de paso, de 1,20 metros, por habilitar rampas para salvar desniveles y por acondicionar un pavimento para las aceras que sea duro, antideslizante y sin resaltes. El plan remarca también la altura de los bancos, de los contenedores y de los grifos de las fuentes. Además, recoge la necesidad de que haya aparcamiento exclusivo, zonas acotadas de baño, rampas y pasarelas en las tres playas (Pinar, Gurugú y Serradal).

No solo la ciudad de Castellón proyecta mejoras para mejorar la accesibilidad en calles, plazas y playas. El Ayuntamiento de Almassora acaba de anunciar que invertirá más de 175.000 euros en obras de accesibilidad en el casco urbano y contempla actuaciones en la plaza Botànic Cal-duch así como en las calles Santa Quitèria y Constitución.

Alcalà-Alcossebre ha sido uno de los últimos municipios de la provincia en anunciar la redacción de un plan de accesibilidad para dar solución a las necesidades que presenta el municipio a la hora de facilitar desplazamientos por el casco urbano y mejorar los accesos a espacios públicos de la localidad. Burriana o Vinaròs son otros de los municipios de la provincia que cuentan con planes similares.