El president Ximo Puig vendió ayer un «plan» para la Comunitat sostenido por un total de 21 compromisos, frente a las críticas de inacción que vertió con insistencia la síndica del PPCV, Isabel Bonig, quien culpó al líder del Consell de «mentir» cuando exhibe una gestión que, insistió «no existe». Ocurrió en Les Corts Valencianes, durante el segundo debate de política general de Puig como máximo responsable de la Generalitat, una cita parlamentaria en la que el conflicto catalán; la educación en general, y el decreto de plurilingüismo en particular, fueron ejes de la discusión política, temas que se colaron una y otra vez en las intervenciones. Eso sin dejar a un lado la exigencia de la reforma de la financiación como «imprescindible» para poder llevar adelante los proyectos del Consell del Botànic.

En la sesión, que transcurrió sin grandes sorpresas ni sobresaltos, y se produce ya pasado el ecuador de la legislatura y a menos de dos años de las próximas elecciones autonómicas y municipales, Puig quiso situar su medida estrella en uno de los temas más polémicos de su mandato, al anunciar la pronta activación de un programa dotado con 700 millones de euros para la construcción de 200 nuevos colegios y la remodelación de otros 500.

Eso sí, esta actuación que debe acabar con los barracones se llevará a cabo, tal y como dijo el president, en colaboración con los ayuntamientos --los que quieran participar, dijo--, de lo que se deduce que los municipios tendrán que aportar también recursos.

TODOS A UNA

El president, quien cerró su extensa intervención, de unas dos horas, al dirigirse a sus señorías para asegurar: «Tenemos un plan. Este es el plan», eligió como broche del discurso la petición a los parlamentarios de «unidad» en este «momento histórico» en el que, aseveró Ximo Puig, deben cumplirse los compromisos de la Conferencia de Presidentes y reformarse el sistema de financiación autonómico.

El líder socialista apostó por el cuerpo a cuerpo con cada uno de los portavoces, de los que Isabel Bonig fue, como síndica del principal partido de la oposición, la primer en intervenir.

Por tanto, fue igualmente la primera en poner sobre la mesa argumentos en los que después abundarían no solo desde las filas de Ciudadanos (Cs), sino incluso desde Podemos, en las voces de dos nuevos líderes para ambos grupos parlamentarios, Mari Carmen Sánchez y Antonio Estañ, respectivamente.

LOS DOCE PACTOS

Bonig, quien actuó en la doble vertiente de oposición pura y dura, así como de candidata a presidir la Generalitat, tendió una vez más la mano a Puig para llegar a acuerdos como «partidos de gobierno» que, dijo, son tanto el PP como el PSPV, y los concretó en doce pactos, con educación y sanidad como principales elementos. Sin embargo esto solo ocurrió después de una encendida intervención en la que la valldeuxense aseguró que la gestión de Puig, al que acusó de «mentir», «no existe». Igualmente, cargó contra el conseller Vicent Marzà y la vicepresidenta Mónica Oltra, ambos de Compromís, a quienes vinculó con el independentismo que impera en Cataluña, cuya hoja de ruta, aseguró, siguen.

El siguiente en intervenir fue el flamante síndic de Podemos quien, en una actuación tibia, lanzó algunos reproches por la falta de profundidad de las reformas emprendidas por el Ejecutivo del Pacte del Botànic, del que la formación morada también es parte, aunque desde fuera.

Sin excesivo énfasis, Estañ quiso acabar con el aviso a Puig y Oltra de que Podemos no apoyará sin condiciones los presupuestos de la Generalitat del 2018.

En cuanto a Sánchez, siguió la estela marcada por la presidenta del PPCV, ya que abundó en la crítica porque el Consell «no gestiona», así como avisó a Puig de que «da alas» al nacionalismo radical, sin olvidar los ataques a la política educativa del Gobierno valenciano, con especial hincapié en el plurilinguismo.

Por último, los portavoces de Compromís, Fran Ferri, y PSPV, Manolo Mata, valoraron positivamente las propuestas de Puig, como era de esperar, con intervenciones que el presidente de la Generalitat agradeció.