El sector de la agricultura es sin duda uno de los más afectados en la provincia por la falta de lluvias. Pero también lo es el de la ganadería, que, con los pastos secos, tiene que ingeniárselas para dar de comer a los animales.

La escasez de precipitaciones tiene su efecto directo en los embalses, que están a la mitad de su capacidad en la mayoría de los casos y bajo mínimos en otros, mientras que los acuíferos, según explican los expertos, tampoco funcionan como deberían, al no recibir las cantidades de agua que se consideran normales.

Unos problemas que, a juzgar por las previsiones meteorológicas, se agudizarán en los próximos meses en la provincia.