El sector citrícola ha reaccionado frente a la competencia y, de forma gradual, está introduciendo en el cultivo de variedades tardías entre las que se encuentran la tando, orri, nadorcott, valencia sin pepitas y nável de verano, tal y como coinciden en señalar los agricultores castellonenses.

«Son apuestas a precios muy interesantes que, poco a poco, se están consolidando», explica José Vallés, de la Cooperativa San Isidro. En el mismo sentido se pronuncia José Vicente Guinot, presidente de Fepac-Asaja. «Los grandes productores son los que apuestan principalmente por este tipo de replantaciones, aunque el pequeño agricultor también ha tomado conciencia sobre la necesidad de innovar. Y cada uno a su nivel», dice Guinot, quien destaca que el objetivo principal de estas nuevas plantaciones en la provincia es poder competir y alargar la campaña hasta los meses de febrero o marzo.

Y es que las variedades primerenques están afectadas directamente por la competencia de los productos citrícolas que llegan desde Sudáfica y Egipto. «Es necesario darse cuenta de esta situación y reaccionar, no quedarse estancado e ir evolucionando y adaptarse a los nuevos tiempos que se presentan para poder mantener los precios», pone de manifiesto el presidente de Fepac-Asaja a este diario.

SUPERFICIES CONTROLADAS

Carles Peris, de la Unió de Llauradors i Ramaders de Castelló, también comparte las afirmaciones del resto de representantes del sector castellonense y aporta un nuevo dato. «En los campos de cítricos donde predominan las variedades tradicionales se van introduciendo las tardías, aunque las superficies donde se plantan estas últimas están controladas para no hundir los precios», detalla Peris. También manifiesta que son principalmente los grandes exportadores los que llevan a cabo estas replantaciones especialmente, aunque tampoco descarta que el pequeño agricultor también se vaya comprometiendo con esta iniciativa.