El pasado mes de enero fue el más cálido de los últimos 60 años, solo superado por el mismo mes de 1955, que rebasó todas las cotas conocidas de la serie histórica, según señala la Agencia Estatal de Meteorología.

Las altas temperaturas y la falta de lluvias están provocando una ya más que palpable desestacionalización de dolencias o patologías vinculadas con el clima, según indican especialistas en el campo de la inmunología y la meteorología, que prefieren no hablar de excepcionalidad, pero sí de “realidades constatables”.

Febrero se estrena con temperaturas máximas superiores a los 22 grados en el área del litoral castellonense, muy por encima de la media habitual en estas fechas. A esta anomalía le acompaña una falta total de lluvias, que ya rebasa los 90 días, tal como recuerda el catedrático emérito de Climatología de la Universitat Jaume I, José Quereda, quien subraya que “esta sequía va camino de batir récords en muy pocos días”.

La falta de lluvias --el último día que se registraron en Castellón fue el 3 de noviembre-- ha provocado un importante retraso de aquellos casos que tienen que ver con los procesos alérgicos, según apuntan fuentes del Departamento de Salud de Castellón.

De otro lado, los altos valores térmicos han sido determinantes a la hora de registrarse una menor incidencia de aquellas infecciones respiratorias relacionadas directamente con el clima, como es el caso de la gripe. Las previsiones meteorológicas indican que la situación no cambiará de manera sustancial, por lo que “lo razonable es pensar que los niveles de polen y otros alérgenos se mantendrán en cotas muy bajas”, indican las mismas fuentes.

MÁS CONTAMINACIÓN // Por otro lado, la sequía sí está teniendo una consecuencia directa en la calidad del aire, según se informa desde el Departamento de Salud de la Plana, que alude a que la falta de lluvias que permitirían limpiar el aire que respiramos podría dar lugar a la aparición de posibles procesos asmáticos. De otro lado, las temperaturas más cálidas han retrasado la aparición de infecciones respiratorias que son la causa más frecuente de estas crisis asmáticas. Para los alergólogos consultados, de aquí a la primavera, el clima determinará la incidencia de las alergias y, aunque “es muy prematuro aún, se puede decir que los procesos y sus efectos quedarán muy mermados por la baja polinización a consecuencia de la falta de precipitaciones”. H