Casarse por la Iglesia ha dejado de concebirse como la primera y única opción de los novios castellonenses, que ahora prefieren pasar por el juzgado, el registro o su ayuntamiento antes que por el altar. Las bodas católicas han caído en picado en la provincia durante los últimos 15 años hasta registrar mínimos históricos. Apenas un 20,4% de las uniones celebradas el primer semestre del pasado 2016 han sido por la Iglesia.