Casi todos quieren ser maestros por vocación. Les encantan los niños, les gusta enseñar y quieren pasar buena parte de su vida entre pupitres, pizarras, trozos de plastilina y decenas de exámenes para corregir... Forman parte de la cantera, son los futuros maestros de Castellón para quienes los años venideros seguro serán más difíciles. No les importa, dicen, porque van a luchar (y estudiar) para conseguir su sueño: Ser maestro, y preferentemente, en una escuela pública.

Si uno se asoma a una clase de Magisterio se dará cuenta enseguida que la mujer gana por goleada. Ocurre más en Educación Infantil (enseñanza de niños de 3 a 6 años) y no tanto en Educación Primaria. Y lo segundo es precisamente lo que estudia Samuel Díaz. Con 19 años está en primero y lo que más le ha sorprendido es que la carrera no es tan fácil como se cree. “De fuera lo pintan muy bonito, pero hay que estudiar mucho. Si quieres sacarlo bien hay que trabajar”, reconoce este joven que aspira a convertirse en maestro de Música o Educación Física, para lo que necesitará la especialización.

Mónica Tomás y Nayla Cruz también llevan la mochila cargada de sueños y reivindican una profesión que consideran vital para la sociedad. “La gente cree que aquí estamos todo el día recortando y pegando y eso es absolutamente falso. Los conocimientos que nos inculcan van mucho más allá”, aseguran las dos. Ambas comparten clase, amistad y apuntes en segundo curso de Educación Infantil. “Los profesores nos machacan que nuestra labor es crear niños que sean reflexivos desde un principio, que aprendan a ser críticos y ahí la labor del maestro es esencial”, argumentan al unísono.

EL LISTÓN, MÁS ALTO // Las dos saben que van a tener un futuro mucho más difícil que el que tuvieron quienes ocuparon su misma clase hace una década. “Hay menos oportunidades, pero soy optimista. Si uno trabaja al cien por cien al final le llega su momento”, defiende Nayla. Mónica se queja más. “Yo también quiero ser optimista, pero somos tantos los futuros maestros que cada vez el listón está más alto”.

La importancia de la educación, el rechazo a los recortes, y los mismos miedos los comparte Jenifer Conde. Cursa primero de Educación Infantil y asegura que lo que más le frenó es la oposición. Lo que le lanzó fue la posibilidad de trabajar con niños, su pasión. H