Quienes hayan puesto sus ojos en una segunda residencia en Vinaròs van a tener que volver a echar números. Los precios de la vivienda vacacional en esta localidad del Baix Maestrat han subido un 8,5% en el último año, de tal forma que el metro cuadrado se vende a 997 euros. Lo ha hecho, fundamentalmente, porque la costa de Castellón vuelve a encandilar a quienes sueñan con tener una casa en la playa y esa demanda ha frenado en seco el descenso de los precios. ¿Consecuencia? Las gangas empiezan a acabarse y en algunos municipios de la provincia los precios se mantienen o incluso suben.

Detrás del punto y final de los saldos en la playa, hay una clara recuperación de las ventas. Lo dicen los expertos, las cifras oficiales y también las agencias inmobiliarias que asegura que, ahora sí, la vivienda en la costa de Castellón echa a andar. «Hay una reactivación de las compraventas y hay zonas donde la situación es de recuperación», apunta José Antonio López, director territorial de la sociedad de tasación Tinsa, que en su último estudio concluye que existe una «reactivación general» de compra de apartamentos, sobre todo por extranjeros (un 94% más), que ya suponen el 28% de operaciones.

La reactivación de las ventas es general, pero hay municipio del litoral donde se nota mucho más. Durante el 2016 en Peñíscola se vendieron 412 viviendas, un 19,4% más que el año anterior. En Benicàssim el alza de las ventas fue del 8,4% (desde las 286 a las 310) y Vinaròs sufrió un incremento del 5,4%. La buena noticia es que las operaciones inmobiliarias siguen en racha y en la mayoría de los municipios el año también ha arrancado en positivo. Un ejemplo. En Orpesa de enero a marzo se han cerrado 129 operaciones de compraventa, un 30% más que en el mismo periodo del año pasado. Y en Peñíscola la tendencia es la misma, de las 79 viviendas vendidas en los tres primeros meses del 2016 a las 102 de este año, un 29% más. «Claro que hay una mejoría. Es una evidencia que las ventas han repuntado. Ya lo hicieron el año pasado pero la mejora continúa este 2017», apunta Mireia Llinares, responsable de la inmobiliaria Cases del Mar, en Orpesa.

el extranjero BUSCA CHALETS // Pero, ¿quién compra segundas residencias en la playa de Castellón? El alza en las ventas se apoya sobre todo en el turista nacional, aunque también hay un claro incremento del cliente extranjero, sobre todo francés. «Estamos vendiendo muchos apartamentos a familias de Aragón y Madrid. Por lo general son personas de mediana edad que demandan apartamentos cerca de la playa y tienen un presupuesto de entre 120.000 y 150.000 euros. Los clientes extranjeros, en cambio, se decantan más por chalets», apuntan desde una agencia inmobiliaria de Peñíscola.

En Alcossebre también constatan que la venta de viviendas en la playa ha echado a andar otra vez. «Hay mucho más movimiento que años atrás. Hay interés por comprar, sobre todo, por parte de familias inglesas y francesas», resumen desde Villas Albert

Aunque el descenso de los precios se frena y en la mayoría de los municipios de la costa provincial se está a punto de tocar suelo (si es que no lo ha hecho ya), los valores de ahora nada tienen que ver con los hace unos años. Un par de cifras basta para entenderlo. En Vinaròs, y pese al incremento del último año, los precios siguen siendo un 44,8% más baratos que en 2008. En municipios como Orpesa y Peñíscola, la caída también supera el 45%.

La venta de vivienda vacacional vuelve a los números positivo y eso contribuye a aligerar el estoc de vivienda sin vender que acumula Castellón desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. «El estoc se va reduciendo, sobre todo entre Burriana y Almenara, y a corto plazo resulta asumible», aseguran desde Tinsa.

Lo que no reactiva, al menos de momento, es la construcción. Apenas hay grúas en la costa y los visados de obra nueva siguen estando bajo mínimos. La única excepción es Vinaròs, con un fortísimo incremento durante el 2016. En el resto del litoral, las promociones nuevas son mínimas.