Tic tac, tic tac. Ese es el ritmo del reloj, el ritmo de la vida. Las costumbres han ido cambiando a medida que las hojas de los calendarios han ido cayendo. De niños soñamos con ser mayores y de mayores anhelamos la juventud. No es cuestión de obsesionarse con el futuro, lo que importa es ir cumpliendo años, eso sí, cuidándose para así alcanzar la longevidad con el espíritu de un joven. “Todo el mundo quiere llegar a la vejez, pero a nadie le gusta que le llamen viejo” así lo explica de bien un proverbio danés.

Que la esperanza de vida ha aumentado ya es una realidad. Se vive más y con un poco de voluntad se puede vivir mejor. Desde la antigüedad, Juvenal destacó el famoso “Mens sana in corpore sano”, Hipócrates dijo: “Que la cocina sea tu alimento, y tu alimento tu medicina”. Y si a la alimentación la complementa el ejercicio físico, el resultado será notable.

Pero no hay que conformarse con un notable cuando se puede obtener el sobresaliente. ¿Cómo? Añadiendo al deporte y la nutrición, la talasoterapia. La suma de los tres da buenos resultados no sólo a corto plazo sino con vistas al futuro. El sabio refranero español dice que nunca es tarde si la dicha es buena. Así que no hay excusas que valgan, cuidarse es vital para poder repetir lo que en su día expresó Cicerón: “Esfuérzate para llegar a ser viejo con tiempo, si deseas ser viejo durante mucho tiempo”.

La salud está para cuidarla y la vida para disfrutarla. No hace falta viajar muy lejos para encontrar un lugar en el que la satisfacción es su sello de garantía. A orillas del Mediterráneo, es El Palasiet donde existen numerosas alternativas para llegar a las edades avanzadas con la agilidad, vitalidad y energía de los años que tanto se echan de menos cuando se supera cierta cifra.

Y con el espíritu de superación y siguiendo los consejos de la OMS de estar activos a lo largo de la vida; el entrenador personal, la dietista, la cocina saludable y la talasoterapia son el cuarteto perfecto para hacer que en los cumpleaños no sean los años los que pesan sino las ganas de vivir, claro está, al cien por cien.