Seguro que recuerdas a Rocky Balboa entrenando, sudando hasta la última gota y subiendo aquellas escaleras infinitas al ritmo del Gonna fly now de Bill Conti. ¿A quién no escucha esa canción y no le entran unas ganas irrefrenables de ponerse a correr con él? De comerse el mundo. Pero no es casualidad que esa canción produzca este efecto en nuestro cerebro. Desde que nacemos, la música está presente en nuestro día a día de distintas formas. Se convierte en un estimulante para nuestro cerebro, capaz de hacernos recordar, reír o llorar, liberarnos, como vía para expresarnos, etc. Por esta razón no es de extrañar que también tenga efecto a la hora de realizar cualquier tipo de actividad deportiva.

Body balance, step, body pump, cardio jumping, zumba, GAP... Son muchos los deportes que se practican sobre una base sonora. Incluso otros con un carácter más relajantes, como puede ser el yoga y el pilates, también se valen de la música para crear atmósferas adecuadas para su práctica. Pero, ¿de qué manera la música puede influir o no durante un entrenamiento?

Combinar un entrenamiento con música no es sinónimo de que se vaya a realizar mejor el ejercicio. Que salgamos a correr con nuestra lista de reproducción favorita no quiere decir que vayamos a ir más rápido. Pero sí que es cierto que la música ejerce influencia en distintos ámbitos: por un lado estimula el sistema cardiovascular, por lo que ayuda a mejorar la intensidad, y, por otro lado, ayuda a la concentración gracias a que permite evadirnos, centrándonos en la motivación y dejando a un lado el cansancio.

Según un estudio realizado por The Sport Journal (Music in sport and exercise), se comprobó de qué manera la música ayuda a minimizar la sensación de fatiga durante la práctica del entrenamiento. Además de que, escogiendo la intensidad adecuada, ayuda a la regulación de los niveles de estimulación, a la propia sincronización a la hora de realizar la actividad (razón por la que la música es base en prácticas como body pump) y favorece la adquisición de habilidades motoras.

Otro de los puntos que destaca este estudio es que es la importancia a la hora de escoger el tipo de música en relación a la actividad que se va a realizar. Podemos optar por música que nos estimule personalmente, es decir, aquellas canciones que ayudan a la motivación y a evadir la mente y concentrarnos en el propio ritmo y en el ejercicio; como sería el caso de salir a correr con la lista de favoritos de Spotify. O bien podemos adecuar la selección a la intensidad del ejercicio.

Cómo preparar tu entrenamiento

Si de verdad se quiere complementar cualquier entrenamiento con música de forma efectiva, hacerlo es tan sencillo como jugar con las intensidades de ésta de manera que altere la frecuencia cardiaca y se adapte a un entrenamiento variable. Es decir, del calentamiento a la subida de intensidad en el ejercicio para acabar con la fase de recuperación; durante este proceso la frecuencia de la música deberá variar junto a la cardiaca.

Por esta razón es tan importante saber preparar el entrenamiento adecuado. De la misma manera que la música la podemos seleccionar de forma totalmente libre, a la hora de entrenar es importante asesorarse con profesionales que puedan guiar la actividad. Saber cuál es nuestro estado físico y nuestras necesidades para empezar a trabajar. Para ello existen centros como el Thalasso Hotel El Palasiet, que cuenta con distintos programas deportivos que se adaptan a múltiples necesidades, siempre supervisados por un equipo especializado y que además se pueden complementar con programas de nutrición y estética.