El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha iniciado los trabajos de demolición de la terminal de mercancías ubicada en la estación de Vila-real, atendiendo de esta forma a las reclamaciones efectuadas en distintas ocasiones por el Ayuntamiento, como consecuencia del estado de ruina de esta instalación, que lleva años inoperativa.

Por el momento, la empresa contratada por Adif para demoler esta infraestructura, que se encuentra junto al antiguo paso a nivel --ahora ya cerrado-- de la avenida del Cedre, ha retirado buena parte de los elementos de obra. Aun así, han tenido que detener las labores, a la espera de que la Generalitat valenciana conceda la autorización necesaria para desmontar y trasladar las piezas de uralita con alto contenido de amianto que cubren la vieja terminal ferroviaria.

Según han explicado desde la propia firma, «los trabajos se retomarán en cuanto se disponga de los permisos y se apruebe el plan de actuación que preparado para ejecutar este proceso con toda la seguridad que se requiere». Una vez se dé este paso, la demolición del recinto se completará en un plazo de tres semanas.

De esta forma, Adif ha puesto fecha de caducidad a un espacio que, como aseveró el pasado 25 de enero a Mediterráneo el concejal de Territorio, Emilio Obiol, estaba totalmente abandonado y era objeto de decenas de quejas y denuncias ante los cuerpos de seguridad, tanto Policía Local como Nacional, al convertirse en un lugar «que genera una auténtica situación de inseguridad pública».

Un escenario al que se llegó tras el cierre del paso a nivel de la avenida y camino del Cedre. «Hasta entonces, el inmueble era más o menos visible porque había tráfico de vehículos por la zona, pero en la actualidad este espacio está a espaldas de la ciudad y su abandono lo convierte en un peligro y en un lugar que no guarda el mínimo decoro», explicó el edil respecto a un centro logístico que fue uno de los de mayor tráfico ferroviario de la Comunitat.

PROCEDIMIENTO //

Retomar los trabajos de derribo depende ahora de la aprobación, por parte de la Generalitat, del plan de actuación presentado por la empresa a la que se ha encargado las tareas para desmontar y retirar las piezas de uralita con amianto que, como afirman, cuentan con la homologación requerida. Unas labores para las que se exige una serie de estrictas medidas de seguridad, tanto para los trabajadores como para los ciudadanos, así como el traslado adecuado a una planta de reciclaje para estos materiales contaminantes.