Las antigüedades vuelven a estar de moda. Así se comprobó ayer, una edición más, en la Fira d’Antiguitats de Vila-real, que acogió nuevamente el Centre de Congressos, Fires i Trobades, donde volvieron a darse cita una veintena de expositores llegados desde la Comunitat Valenciana y Cataluña con un amplio surtido de productos de coleccionistas.

Una edición que, tal y como explica el responsable de la organización, Josep Delcort, se celebra de una forma “más optimista” que en ocasiones anteriores, y es que parece que el sector, empieza a ver la luz al final del túnel.

“Se ha notado que hay algunas ventas más y también se ha notado un pequeño cambio en Vila-real”, afirma. “Venimos dos veces al año y se ve más movimiento y optimismo, que se ha trasladado a más actividades económicas”.

No obstante, Delcort, que es escéptico con la recuperación de la que hablan los políticos a nivel nacional, asegura que “si el sector se está recuperando es porque se han hecho muchos sacrificios, bajando los precios de los productos”. Sin embargo, señala que “para nosotros, mantenernos ya es motivo de orgullo”.

Entre los productos que se encuentran en la feria, que van desde un euro hasta los 5.000, se encuentran lámparas, cerámica, porcelana, muebles, cuadros, tallas religiosas “y algunas sorpresas”. “Los expositores siempre nos sorprenden con algún producto nuevo que los coleccionistas aprecian y en Vila-real triunfan los textiles y las joyas, así que esperamos que la gente se anime a venir”, indica Delcort. H