Aprender el valenciano sin reparos y con la mirada puesta en integrarse en la sociedad a la que han llegado, la mayoría de ellos, para trabajar, ganarse la vida y garantizar un futuro lo más digno posible para sus parejas y descendientes.

Al menos, así lo ven Anás, Noemí, Myriam, Rubén y Carmen. Son ejemplos de la quincena de alumnos --en las próximas semanas se incrementará más esta cifra-- que han iniciado el curso para nouvinguts que se organiza desde hace más de una década desde la Concejalía de Normalització Lingüística. Ellos vinieron de Marruecos, Rumanía, Uruguay o Ciudad Real, pero se sienten vila-realenses y quieren ejercer como tales, entre otras cosas, haciendo el esfuerzo de hablar en la lengua propia de la ciudad.

No les vale aquello de que defenderse en castellano ya les es suficiente para subsistir en Vila-real. Quieren ir más allá y conocer una lengua, el valenciano, que según afirma la profesora del curso, Mònica Soler, “están convencidos de que también les servirá para integrarse más en la sociedad”. “Hay gente que trabaja en comedores escolares o en residencias de ancianos y les va muy bien aprender esta lengua porque son colectivos en los que se habla habitualmente y con naturalidad”, señala.

Soler destaca que, en comparación con los cursillos de valenciano elemental y medio, en los que también hay alumnos de otros países y de otras zonas de España, el dirigido específicamente a quienes vienen de otros lugares con idiomas distintos “suele empezar con menos gente, pero paulatinamente se van incorporando más usuarios, ya que en este caso funciona, y mucho, el boca a boca”.

EL PROCESO // En el grupo de nouvinguts hay alumnos de Argelia o Albacete, pero también de Polonia, Colombia o Rumanía en el de valenciano elemental. “Se trata de vecinos que realizaron el curso básico y han querido seguir estudiando nuestra lengua para profundizar más en ella”, explica Soler, quien hace hincapié en que tanto en el elemental como en el de nivel medio están “a tope e, incluso, hay lista de espera”.

Pero la iniciativa de la Concejalía de Normalització Lingüística, que cumple 20 años de existencia y a su frente está el mismo edil que en su día le dio forma, Pasqual Batalla, no solo tiene por finalidad iniciar en el idioma autóctono a quienes llegan de otras partes del mundo, sino que también aborda la cultura y las tradiciones de Vila-real y la Comunitat. “Preguntan si el valenciano es una lengua o qué se conmemora el 9 de octubre”, señala la profesora que, a su vez, es técnica del área de Normalització Lingüística.

Y es que el aprendizaje de idiomas nunca cierra puertas. H