Completar el desdoblamiento de la carretera CV-20, que une Vila-real con Onda, es uno de los objetivos que se ha marcado el alcalde, José Benlloch. Y para ello muestra su disposición a acometer el proyecto desde el propio Ayuntamiento ante la pasividad mostrada en este asunto por la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio (antes de Infraestructuras), tanto por parte de los responsables actuales como del anterior Gobierno autonómico del PP.

En concreto, el plan de actuación contemplaría la correspondiente urbanización y duplicación de la calzada de un tramo de dos kilómetros de este vial, entre la rotonda de la calle Senda Pescadors hasta la glorieta del camí de l’Assagador, frente a la Estación Experimental Agraria.

De esta forma, la pretensión del munícipe es eliminar el cuello de botella que en la actualidad se da entre estos puntos y la segunda parte de un desdoblamiento que ya se ejecutó en un intervalo de 500 metros, desde la calle Cordó y la rotonda de la calle Pescadors y que supuso una inversión de 1,8 millones de euros. «Este fue otro empastre del PP», asevera Benlloch, quien critica que no se optara por licitar y adjudicar entonces --en el año 2010-- la totalidad de la carretera que todavía se encuentra con un solo carril por sentido de circulación.

Para el alcalde, «este es el momento para apostar por ejecutar esta obra, aprovechando la ligera reactivación de la economía, lo que comporta un incremento del tráfico rodado por esta vía».

El estudio, que se ha encargado al departamento de Territorio, servirá para determinar el posible coste de la intervención, así como las alternativas existentes para su financiación. Al respecto, Benlloch adelanta que su intención es optar a las posibles ayudas que el Consell prevé para el 2018, con el fin de impulsar polígonos industriales --como el de la carretera de Onda--, de manera que la ampliación pueda coincidir de alguna manera en el tiempo con la de la ronda suroeste, que ahora está en proceso de elaboración del proyecto.