Bankia reclama al Ayuntamiento de Vila-real que abone antes del 30 de junio, en un único pago, los 600.000 euros que exige por la venta del Hostal del Rei, el edificio histórico más antiguo de la ciudad ubicado en el mismo centro urbano de la misma.

Al respecto, el alcalde, José Benlloch, ha asegurado a Mediterráneo que, en respuesta a lo que exige la entidad bancaria, «no voy a presentarme a ninguna notaría para hacer efectiva esta cantidad de golpe porque, además de que no lo aceptamos, un Ayuntamiento no es una empresa privado ni un particular y, por tanto, todo tiene sus trámites».

Es más, ante lo que el primer edil califica de «burla hacia la ciudad» por parte de «otra Administración, porque no hay que olvidar que Bankia es una entidad nacionalizada y por tanto pertenece al Estado», se muestra decidido a impugnar ante los tribunales la venta a otro comprados si esta se hace efectiva.

MONUMENTO // Benlloch hace hincapié en que «estamos hablando de un edificio que está declarado Monumento nacional, como ya han corroborado el Ministerio de Cultura y la Generalitat y, por tanto, no destaco iniciar de inmediato un proceso de expropiación si se cierra la venta a un tercero, porque se trata de un inmueble de utilidad para el consistorio ante la necesidad que tenemos de reubicar servicios».

El alcalde reitera la voluntad del equipo de gobierno que lidera de «llegar a cualquier tipo de acuerdo, pero no a pagar de golpe 600.000 euros, porque para abonar así su precio de mercado no hace falta acuerdo alguno».

Además, asegura no estar dispuesto a contratar un préstamo para esta adquisición e insiste en que, «ateniéndonos a que Bankia hizo las cosas mal desde el principio y a que se trata de un ente del Estado, permitan hacer frente a su compra en anualidades, máxime teniendo en cuenta la situación económica del Ayuntamiento y los problemas derivados de la herencia del PP».

LEALTAD // Benlloch exige al Gobierno, «que es quien gestiona Bankia, lealtad con la ciudad de Vila-real». Y añade: «Que nos traten como un comprador más, sin darnos casi margen y discutiéndonos muchas de las cosas que pusimos sobre la mesa me parece, simplemente, vergonzoso».