Impulsar un nuevo proyecto de transporte urbano que cubra mejor las necesidades de los ciudadanos de Vila-real y que sea «más sostenible» y barato. Esta es una de las prioridades que se marca el alcalde, José Benlloch, para cerrar el plan a lo largo del presente ejercicio, con el objetivo de acelerar los trámites y evitar que una posible reducción del número de habitantes por debajo de la barrera de los 50.000 dificultara su puesta en marcha.

Y es que el munícipe explicó ayer que la ciudad «tiene ahora 50.200 vecinos y si baja de los 50.000 perdería, según marca la legislación vigente, las competencias que tienen en la actualidad «en materia de transporte público urbano». «Es un absurdo de la ley marcar esta cifra, pero las cosas están así», resaltó.

La finalidad del nuevo servicio, que supliría al actual, es ampliar la frecuencia de paso de los autobuses urbanos --cada 20 ó 25 minutos--, así como las paradas y las conexiones con las prestaciones, tanto de ámbito local como comarcal, como el Hospital de la Plana, la Biblioteca Universitària del Coneixement (BUC), los centros de salud o los institutos.

Según adelantó Benlloch, los vehículos serán eléctricos y de distintos tamaños, para permitir su acceso por calles estrechas próximas al centro; a la vez que se emitirán bonos de transporte municipal urbano, también de carácter social, «para que sea lo más económico posible y se fomente su uso por los vecinos».

URBANIZACIONES // Por otra parte, el munícipe vila-realense incidió en que el 2017 tiene que ser el año del desbloqueo de las urbanizaciones del polígono industrial de la carretera de Onda y de la zona residencial del Madrigal, aunque apostó por que su desarrollo se lleve a cabo a través de planes parciales. «La ciudad tiene que tener suelo para agilizar la ampliación de empresas ya existentes y la instalación de otras nuevas interesadas en quedarse aquí», aseveró Benlloch, quien dijo que, en la actualidad, «nos toca hacer casi modificaciones a la carta».

Para el alcalde, el cambio de manos de los derechos de urbanización, tanto en el entorno de la carretera de Onda como en el Madrigal, abre un nuevo panorama en cuanto a los interlocutores que permiten contemplar, en el caso de la urbanización del Madrigal, como ya publicó Mediterráneo el pasado 23 de diciembre, la posibilidad de modificar algunas áreas del programa urbanístico en el sentido de reducir la parcela mínima o autorizar viviendas de tres alturas.