Caixa Rural Vila-real celebró ayer su asamblea anual, en la que el presidente de la entidad, Enric Portalés, y el director general de la misma, Manuel Cubertorer, expusieron a los socios asistentes los detalles de los resultados obtenidos en el ejercicio del 2016. Un balance que evidencia un crecimiento del volumen de negocio respecto al año anterior de un 9,8%, que lo situó en algo más de 372 millones de euros.

Entre los datos más destacables se incluye el importante crecimiento en un 24,3% (1,2 millones) en cuanto al capital social, que, en solo tres años desde su implantación en el 2014, ya suma 6,5 millones de euros.

Asimismo, según explicó Cubertorer, los beneficios brutos se incrementaron en un 5% en base al 2015, alcanzando los 370.000 euros. Sin embargo, la mayor aportación en materia de impuestos cerró un saldo neto de 298.000 euros, algo por debajo al del anterior ejercicio.

Una cantidad de dinero que permitirá «fortalecer los fondos propios y dotar al fondo de formación y promoción cooperativa». En este sentido, el presidente de Caixa Rural, Enric Portalés, hizo hincapié en «la importante labor social y cultural» que desarrolla la entidad financiera en la ciudad, a través de su fundación.

EVOLUCIÓN //

Portalés valoró positivamente que los indicadores económicos en Vila-real marcan que van «hacia una normalización y que se empieza a superar la crisis». Aun así, y como dato menos positivo, resaltó la ligera disminución de las cifras crediticias --16 millones de euros menos que en el 2015-- que, fundamentalmente, viene dada por la caída de los préstamos familiares.

RETO DIGITAL //

Por otra parte, Portalés incidió en el «gran esfuerzo» que realiza Caixa Rural, en la aplicación de avances tecnológicos. «Tenemos un gran reto que es el de, manteniendo el sistema tradicional, atender las nuevas exigencias de la sociedad, especialmente de los jóvenes, para ofrecer una banca moderna, fundamentada en lo digital», dijo.